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JungKook le dio un fuerte empujón al pelinegro para sacárselo de encima, pero por más fuerza que haya usado, sólo logró hacerlo retroceder unos cuantos pasos. Rápidamente pateó la puerta en un vano intento de poder abrirla.

—JungKook, déjate de hacerme perder el tiempo y comienza a cooperar si no quieres que sea por las malas —advirtió, recibiendo una mirada asqueada por parte del castaño.

—Mierda, perdóname por no cooperar en entregarle el culo a un extraño, soy un completo desconsiderado —respondió irónico.

El chico con molestia volvió a acercarse a JungKook, esta vez tomándolo de sus antebrazos para tirarlo al suelo con brusquedad. JungKook tan sólo dio un leve jadeo de dolor al sentir sus codos amortiguar su caída.

—Creí haber sido claro con lo que te dije —habló, subiéndose sobre el castaño el cual intentó empujarle inmediatamente, pero él lo afirmó de sus muñecas. Se acercó un poco más, y comenzó a besar, succionar y mordisquear el cuello del menor.

JungKook consideró vagamente el gritar por ayuda. No queriendo que aquella fuera su primera opción, decidió concentrarse para poder calmarse y pensar en algo. Y evidentemente, ante aclarar su mente, pudo reconocer que aquel chico era el que lo retuvo junto a Bambam hacia a penas unos días en los baños de la escuela.

—¡Detente, por favor! —pidió el menor al momento de sentir los dientes ajenos enterrarse en su cuello con fuerza de más—. ¿Para qué haces esto? ¿Bambam te pagó? Si es así yo podría darte más dinero para que me dejes ir y de paso le des una buena paliza.

El pelinegro miró con expresión seria y con su ceño fruncido al chico debajo suyo.

—Él no me ha pagado nada. Lo hago porque quiero verte sufrir, JungKook.

JungKook lo miró confundido.

—¿Y por qué querrías eso? ¿Acaso te he hecho algo? —cuestionó en casi un reclamo.

—Mierda, JungKook, te lo recordaré —dijo con exaspero, poseyendo rabia y frialdad a la vez en su mirada—. Hace más o menos siete años, cuando teníamos diez, estábamos presentando una obra escolar —el castaño lo escuchaba atento—. Tú me gustabas, y al final de la obra te di un inocente beso en la mejilla frente al público. ¿Y qué fue lo que decidiste hacer tú? Me empujaste y me humillaste frente a todos, "Qué asco, maldito marica". ¿Es que acaso no pudiste reaccionar de cualquier otra manera? A decir verdad, me sorprendió y me sigue sorprendiendo tal vocabulario en un niño tan pequeño, pero bueno, después de todo siempre fuiste así, una mierda y un jodido niñito de mamá, ¿no es así, JungKookie?

El castaño comenzó a reír levemente al recordar tal día, provocando la ira del de cabellos oscuros.

—¿De qué mierda te ríes? ¡Tú te lo buscaste, te destrozaré el orto, Jeon JungKook!

—Disculpa, Yugyeom —habló, desconcertando al contrario el cual relajó levemente el agarre en sus muñecas pero siguió mirándolo con odio—. Mierda, disculpa si te llegué a lastimar en ese entonces, pero es que ese día realmente no tenía opción, en verdad, disculpa —dijo con sinceridad el castaño en un tono suave de voz.

Quien se encontraba aún sobre él, sujetándolo, frunció su ceño con molestia.

—Oh, por supuesto. ¿Y por qué se supone que no tenías opción? ¿Acaso te matarían por permitir que te diera un maldito beso en la—

—Sí, me matarían —interrumpió rápidamente de manera seria Jungkook—. No sé si llegaste a saber de mi padre, pero se sabía que él era un homofóbico. Ahora imagínate, un bastardo que aprovechaba cada excusa u oportunidad para querer golpearme, cosa que mi madre se esforzaba en evitar llevándose la mayoría del tiempo los golpes por mi. ¿Qué nos hubiera hecho a mi y a mi madre tras tu "inocente beso" frente a todos? —cuestionó—. Puedo recordar ver su rostro furioso entre el público y a mi madre tan tensa y pálida mirándome desde su lado —a la vez que recordaba cosas que intentaba dejar pasar, sus ojos comenzaron a cristalizarse, aún así, negándose a sí mismo a llorar frente al pelinegro—. Mira, me aterraba el pensar en lo que mi padre podría habernos hecho a mi madre y a mi al llegar a casa, lamento si no pensé en ti o en cómo te haría sentir, tan solo actué de forma apresurada, discúlpame.

Yugyeom quien lo había escuchado de manera atenta, soltó un suspiro de arrepentimiento, sin saber el dónde habían quedado sus anteriores ganas de venganza y rabia. Liberó las manos apresadas bajo las suyas, y se puse de pie, tendiéndole una mano al castaño para que también se levantara.

Jungkook lo miró de forma dudosa y desconfiada, pero aún así terminó tomando su mano.

—Yo, yo no sabía —dijo pobremente, algo apenado mientras que se rascaba la nuca y miraba hacia al suelo—. Realmente no, no habría hecho nada de esto si lo hubiera sabido antes. Supongo que so yo el que se debe de disculpar, ¿no?

Ante la apenada y ya hasta avergonzada voz del pelinegro, el contrario tan solo mordía el interior de su mejilla con fuerza, él detestaba tener que recordar a su padre.

—Está bien, realmente las disculpas que quiero son las de Bambam, pero sé que difícilmente las obtendré —dijo, riendo leve en un intento de bajar la tensión del ambiente—. Sólo olvidemos esto, hagamos de cuenta que nunca pasó, ¿bien? —propuso.

El pelinegro aún con la pena y vergüenza encima, asintió.

—Tu... ¿tu padre sigue siendo así? —se atrevió a preguntar, a lo que recibió una expresión de negación inmediata.

—No lo sé, no lo veo desde que entró a prisión hace un par de años. Deberíamos dejar aquel tema de una vez.

Yugyeom sintió la clara incomodidad del menor.

—Lo siento de nuevo —se disculpó, mirando a su alrededor vagamente. Y como si se hubiera dado cuenta de algo, sacó rápidamente una llave del bolsillo de su pantalón—. Lo lamento. lo había olvidado, salgamos de aquí.

Jungkook asintió, dirigiéndose enseguida hacia su casillero para ponerse de nuevo su camisa. Luego de ya estar con su ropa nuevamente acomodada, garró sus cosas para dirigirse a la puerta junto al pelinegro, el cual abrió de una vez la puerta, ambos saliendo de aquel sofocante lugar. Jungkook estaba dispuesto a tomar su camino, pero lo detuvo una mano que tomó delicadamente una de sus muñecas. Volteó, accediendo a prestarle atención al pelinegro.

—Me vuelvo a disculpar, fui un verdadero idiota —suspiró con pesadez—. Estoy en deuda contigo por querer cometer tal estupidez, ya lo sabes, ¿bien?

Jungkook sonrió levemente, sin separar sus labios a la vez que asentía. Escuchó el sonido de la campana y tras dar una pequeña reverencia se retiró.

Call Me Daddy ➳TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora