Capítulo Dos

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Capitulo dos

23 de agosto de 2008.

Mis ojos están intentando cerrarse mientras Dan –el apodo que mi familia le dio a Harry Daniel– está como una sanguijuela pegado a mi pecho izquierdo. Aún me duelen los fuertes tirones que le da a mi sensible pezón, pero comienzo a acostumbrarme, además, prefiero tener a la pequeña sanguijuela que a los dolorosos pechos llenos de leche.

Con mis ojos más cerrados que abiertos veo hacia el reloj que descansa en la mesita de noche. Tres y quince de la madrugada. Bostezo, es algo que se me da muy bien en el último mes, al tiempo que veo los ojos de Dan muy abiertos mientras succiona mi pecho. Paso mis dedos por su cabello color miel, el cual posee en exceso, nunca vi un bebé con tanto cabello. Es evidente que este bebé no tiene planeado dormir al menos ahora.

Con un "pop" libera mi pecho y apenas lo tiene fuera de su pequeña boquita comienza a llorar. Ruedo mis ojos mientras ubico el pezón nuevamente entre sus labios y él, gustoso, sigue siendo una sanguijuela.

—Si tanto te molesta no comer, entonces no lo liberes, tontito —digo con una sonrisa mientras él succiona con fuerza. Eso duele.

Media hora después finalmente Dan libera mi pecho, por lo que ubico su cabeza en mi hombro mientras palmeo su espalda liberando los gases. Luego de que él saca tres gases, voy en busca de un pañal y lo acuesto en la cama, para cambiarlo.

No le gusta mucho la idea de que la crema antipañalitis esté tan fría, por lo que su llanto se hace presente y he de mencionar que tiene un llanto súper agudo y fuerte.

Luego de cambiar su pañal lo cargo y comienzo a mecerlo, para calmarlo. Nos miramos fijamente y me quedo cautivada por sus ojos de color gris, del mismo gris que los míos. Su boquita se abre en un bostezo. Siento unas inmensas ganas de llorar ante lo hermoso que él es, lo amo tanto.

—¿Ves? Harry Daniel, tú también tienes sueño. Duerme, bebé hermoso.

Nuevamente él bosteza para luego soltar líquido blanco de su boca, rápidamente lo llevo a mi pecho, palmeando para que suelte todo.

Luego de mecerlo por una hora, nuevamente comienza a quedarse dormido. Beso su frente y lo acuesto en su cuna. Apago la luz y me acurruco en mi cama.

Ser madre ciertamente no es fácil.

***

Me toma solo cinco segundos escuchar el llanto de Dan e inmediatamente me pongo de pie y lo saco de su cuna, mientras trato de tranquilizarlo. Es evidente que tiene hambre. Saco mi pecho derecho, el cual esta tan pesado y cargado de leche que duele con intensidad y río al ver como la leche se escurre y ensucia la cara de un muy cabreado Harry Daniel. Limpio su carita con un pañal de tela y dirijo mi pezón a su boca antes de que haga un gran berrinche.

Veo el reloj y tan solo son las seis de la mañana. Solo llevo un mes y dos semanas con Dan, pero ya me estoy haciendo a la idea de que no dormiré más de cuatro horas en un muy buen tiempo.

Finalmente cuando Dan libera mi pecho me pongo una bata y, con él en mis brazos, bajo las escaleras, encontrándome con que mis padres ya se están movilizando en la cocina. Ellos me sonríen en cuanto me ven e inmediatamente papá toma a Dan, mientras mamá le besa la frente y sigue cocinando.

—¿Quieres que te prepare el desayuno, Kaethennis? —pregunta mamá.

—Lo agradecería mucho —digo, en medio de un bostezo, papá ríe mientras hace voces para Dan—. Tengo tanto sueño.

H de Harry (BG.5 libro #1) Disponible en Librerías.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora