Capítulo Tres

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Capitulo tres

16 de Febrero, 2011

—Katherine, te estoy confiando Dan. Ésta vez, por favor, no hagas fiestas —suplico a mi hermana adolescente de dieciséis años.

—¡Sé cómo cuidarlo! —exclama, entrando a su habitación con Harry Daniel en sus brazos, aún cuando éste camina perfectamente. Después todos se preguntan porqué mi hijo es tan consentido.

Cada vez que entro en el cuarto de mi hermana y veo los afiches, que tienen por título "BG.5", no puedo evitar sentir que conozco a uno de esos chicos. Aunque son fotos que reflejan a cinco chicos en proceso de abandonar la adolescencia y Katherine me asegura que ahora ellos cuentan con la edad de Keith.

Mi hermana es una muy buena fanática de esa banda, e incluso está involucrada en eso del club de fans. Son los peculiares ojos que posee uno de los chicos lo que llama mi atención continuamente, en las pocas veces en las que reparo en todos los afiches.

Mi pequeño tiene dos años, pronto tres, y yo cuento con veintidós años. Tengo un pequeño apartamento y un trabajo, soy escritora de libros infantiles. Luego de graduarme en escritura creativa pude ejercer mi carrera, y, aunque en un principio mi idea era escribir historias juveniles o quizás adultas, me entretuve un día escribiendo cuentos para mi pequeño sobre un castor travieso. Lo último que supe es que ahora es distribuido por varios países y está en muchas librerías.

Es increíble voltear atrás, ver lo que era y ver lo que soy ahora. Me he convertido en lo que nunca creí poder ser: una persona responsable, una madre. Nunca pensé que alcanzaría esta madurez pero, ya ven, cambiar pañales y cuidar de la vida y bienestar de otra persona te cambia.

—Nada de fiestas, mira que mamá te matara —le advierto nuevamente, mientras recojo mi cabello en una coleta alta.

—¿Y cuándo es que te ibas? —pregunta Katherine, burlona, dejando a Dan en el suelo, quien nos ve a ambas.

—Ahora, mami se va, pequeño. Te amo —digo, besando la frente de mi hijo y revolviendo su rizada cabellera color miel.

—¡Nani! —exclama, caminando tras de mí como si pudiera convencerme de llevarlo conmigo.

Salgo lo más rápido que puedo y aún así puedo escuchar su llanto mientras subo a mi modesto auto. No me gusta escucharlo llorar, pero sé que se le pasara en dos minutos.

Además de escribir libros para niños, también trabajo como correctora en una editorial de Liverpool, el lugar en el que he vivido durante toda mi vida. Es por ello que llevo una vida económica estupenda, debido a mis dos trabajos y al éxito de éstos. Disfruto escribir libros infantiles y disfruto de igual forma ser correctora de las pequeñas historias que luego alcanzan una fama increíble. Trabajo en algo que amo y sé que soy afortunada por este hecho.

Pongo en marcha el auto mientras escucho música en el estéreo, miro al asiento de a lado y noto que está el capitán América de Dan. Sonrío. Él siempre está dejando sus juguetes por cualquier rincón del auto.

***

Tengo la misma rutina: voy al Starbucks, hago la misma orden y luego me dirijo a la editorial, donde paso al menos cinco horas haciendo corrección de novelas.

Justo ahora, y en lo que va de la semana, he estado corrigiendo una novela juvenil erótica que necesita pulir seriamente las escenas sexuales, puesto que están algo desordenadas en cuanto a diálogos y coherencia, por lo que pongo manos a la obra y comienzo a corregir todos los lugares en los que he hecho observación y he tipiado.

H de Harry (BG.5 libro #1) Disponible en Librerías.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora