LA CARNADA- Thiam

CAPÍTULO NUEVE

**Lean la nota al final, plox.

Uno de los sueños lo consumió por completo, él estaba bañado en sangre, su transformación había sido tan violenta que su cuerpo no lo había soportado, y no hablar de su mente. Estaba tan destrozado que no podía recordar su propio nombre.

Gritó una y otra vez para asegurarse de no haber perdido sus sentidos.

Intento tras intento era inútil, no podía levantarse. Buscó heridas, todo estaba bien.

Tal vez se había regenerado debido a sus dones, pero la sangre era fresca, no pudieron haber pasado ni diez minutos, entonces su mirada se concentró en la masa que se lograba ver a unos diez metros, era un capullo.

Utilizó sus sentidos para olfatear, era un humano, pero sus agudos oídos no percibían nada. Todo estaba en silencio, no había un corazón latiendo dentro de ese cuerpo, la sangre se le heló.

Había matado a alguien. Había quitado una vida inocente. No sabía porqué se arrepentía, pero la conciencia no lo dejaba ni parpadear. Él había hecho cosas peores, mucho peores. No entendía porqué la culpa de la nada lo consumía.

Caminó hasta donde se encontraba el cuerpo y lo giró, estaba completamente despedazado, su rostro apenas y se veía por toda  la sangre que  lo cubría, con que ese era el origen de  la sangre que bañaba su cuerpo, olfateó y no pudo reconocer el olor, entonces recordó.

Él apenas había cambiado tras una pelea en un bar, estaba alterado y no pudo controlarse, un anciano lo había visto todo, él gritaba por ayuda una y otra vez llamándolo monstruo, eso lo enfureció, él no tenía derecho a decir nada, entonces debía permanecer en secreto lo que era, no había otra manera que deshacerse del viejo.

Cayó de rodillas y lloró, algo sobrenatural lo había llevado hasta esos extremos, el pobre viejo no tenía la culpa de nada, incluso tenía razón, él era un monstruo.

Vio al sujeto una vez más pero su rostro había cambiado, era joven y de ojos azules, su respiración se detuvo, él lo conocía, como una gota de agua chocando contra el suelo los recuerdos del chico llegaron.

Era Liam, la única persona que había mostrado un poco de compasión por él, tomó con desesperación su rostro y  le pidió que despertara, era tonto porque estaba muerto. Él lo había matado.

No supo qué hacer, entró en pánico y se quedó allí, a su lado, temiendo que él hubiera sido el causante de aquella masacre.

El tiempo no parecía avanzar, bajó la mirada y lo que vio no fue el cuerpo del muchacho ojiazul, era otra vez el viejo con el cabello gris manchado de sangre. Algo andaba mal, todo era muy confuso.

Entonces lo comprendió, estaba soñando.

Liam, había soñado con Liam.

¿cómo se despertaba de algo tan traumatizante?
Intentó cerrar los ojos y pensó furtivamente en despertar.

Nada. Seguía atrapado allí.

Entonces recordó que la única  manera de traerlo de vuelta era a través del dolor. Vio el bastón de anciano y lo partió por mitad, la madera creó astillas en la parte cortada, sólo tenía una oportunidad, debía escoger el lugar con cuidado, tenía que salir de allí para saber porqué carajo soñaba con liam muriendo por su culpa.

Tenía que hacerlo, debía hacerlo.

Colocó la vara frente a su pecho y respiró profundo.

Tenía miedo, estaba aterrado de que no funcionara, contó hasta tres y con todas sus fuerzas arremetió contra sí, el dolor llegó despues de la conmoción, las astillas perforaron su piel hasta llegar a su músculo cardiaco, abrió la boca para proferir un grito, pero no pudo, sus sentidos no reaccionaban bien, los brazos dejaron de sostener el arma improvisada y cayeron a sus costados