CAPÍTULO VEINTICINCO

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-Eres un maldito estorbo, Liam.

Bien, eso lo había molestado pero no tanto como la sonrisa descara de Theo. Era un completo idiota si pensaba que todo se iba a quedar así. Lo empujó lejos tratando de mantener distancia pero no esperó  que su gesto fuera devuelto aún con más fuerza, retándolo. Liam sonrió incredulo antes de impactar su puño contra la perfecta cara de Theo.

-Y tú eres un maldito imbécil. 

Theo escupió algo de sangre y su labio dejó salir más, Liam no se sentía culpable por eso, incluso se burló.

-¿Quieres que te vuelva a romper la nariz como la última vez?

La tensión creció entre ellos cuando Theo se abalazó inmovilizando sus brazos contra la pared, Liam levantó la rodilla hasta su costado y golpeó, golpeó fuerte. La expresión del otro chico vaciló un poco por el dolor y se contrajo de un lado. Entonces fue empujado por el ojiazul, cayó sobre la cama que aún conservaba cierto olor a Liam.

No quería seguir peleando con él, pero el chico subió sobre él y tomó el cuello de su playera y le gritó en la cara.

-¿Qué mierda sucede contigo?- sus problemas de ira no ayudaban, era muy explosivo y no fue buena idea responder en un principio el empujón. - Si piensas que no te puedo romper la cara solo por ser tú estás muy equivocado, Theo, jodidamente equivocado. 

Lo dejó ir despectivamente y pasó sus manos sobre su cabello con desesperación. Liam estaba sobre él, literalmente, sus piernas estaban a horcajas sobre sus caderas. Estaba molesto y frustrado. Era lindo.

El movimiento fue repentino, Theo levantó la pelvis y eso le hizo perder el equilibrio cayendo hacia enfrente, de repente sus piernas fueron sontenidas y su cintura también, rodó hasta quedar de espaldas contra el colchón, el cabello de Theo estaba sobre su rostro, lucía sexy pero no era momento para reconocerlo, estaba molesto con él.

-Me gusta más así, ya sabes, tú debajo de mí.

Mierda, su rostro se volvió rojo de la verguenza. No entendía los cambios del chico sobre él, quería patearlo, quería matarlo, más bien.

-Vete a la mierda, Raeken. - desvió la mirada hacia la mesita de noche, no se sentía con valor para mirarlo, trató de levantarse pero sus piernas estaban cubiertas con las de Theo, maldito truco sucio. 

-Si no me dejas ir voy a matarte.- rugió un poco cambiando el color de sus ojos, tratando de convencer al otro que iba en serio con lo que decía.

-Mátame, pero por lo que acabo de descubrir no eres capaz de lastimarme- se acercó más a él hasta que el aliento chocó contra su oreja.- No puedes matarme porque me necesitas, maldita. 

¿Qué? ¿había usado un "maldita" en lugar de "maldito"? Liam estaba totalmente confundido, ¿Theo estaba bien de la cabeza? él no era una chica, además, no era nadie para madecirlo.

-Corta esta mierda rara, Theo, me estás...- los ojos del chico quedaron muy cerca de los suyos. Su mandíbula tembló sin saber qué hacer. Él no estaba jugando, realmente pensaba que era alguien más.

Las manos frías y temblorosas del ojiazul alcanzaron el rostro del otro chico.

-¡Theo, soy yo, soy Liam!

Esperaba poder transmitir todo ese temor a través de una mirada pero no funcinó, el ceño fruncido de su amigo seguía presente.

-Demuestralo, dime algo que solo Liam sabe. 

Solo algo que él sabía, ¿qué tenía que decir? 

-Tus padres, dijiste que ellos no te querían- él sonrió, negó tan pronto como lo escuchó.

LA CARNADA- ThiamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora