Especial día de las madres parte 3

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***

Liam observó toda la escena con estupefacción.

Había leído sobre ello, pero se negaba a creerlo o siquiera pensarlo. Era tan doloroso contemplar aquella posibilidad. Justo cuando estaba seguro que no quería perderlo.

Su corazón se rompió al ver a Theo con la Omega que era su destinada.

Sus ojos se cristalizaron al pensar lo peor. Theo seguro lo olvidaría y se iría con ella para cumplir con aquella ley del destino que dictaba que las parejas destinadas debían estar juntas para ser plenamente felices. Y el solo ver su primera interacción le hizo temblar.

Theo no era para él, y el destino se lo había hecho saber.

La mano de su amigo seguía aferrada a la muñeca de la chica desconocida hasta que la acercó a él, para inhalar sus feromonas. ¿Tal poder tenía ella sobre él? ¿Era el destino actuando para lastimarlo? ¿Era su karma por haber mentido a alguien que lo quería?

Se acercó poco a poco porque tenía la esperanza de tener una oportunidad con él. Lo intentó.

No eran las feromonas lo que lo hacía ir vacilante, sino la situación, tenía miedo de ser rechazado o abandonado.

La chica estaba sería, casi disgustada. Su mano se posicionó en el pecho de Theo y lo empujó para alejarlo. Le miró molesta.

-Comportate, alfa. Tu Omega te está observando.

Sus palabras parecieron traer a Theo a la realidad porque fue hasta ese momento en que se percató de su presencia. Sus ojos conectaron y logró captar una pequeña chispa de culpa, pero su actitud cambió a una cara fría que lo miraba con superioridad mientras decía lo suficientemente alto y claro para que él escuchara.

-Él no es mi Omega.

Entonces su orgullo había sido pisoteado por completo pero no lo dejó saber hasta que Theo subió a su auto y lo dejó allí sin prestarle más atención. Entonces fue donde las lágrimas comenzaron a salir, no como un río, sino una a una, tan lentamente que le quemaban y la garganta le dolía tanto por aguantar los sollozos que quería dejar salir.

La chica se acercó a él y le puso una mano al hombro, sus feromonas eran tan malditamente parecidas a las de Theo que le daba más nostalgia.

-Ese hijo de perra no te merece, amigo. Eres muy guapo para estar llorando por alguien como él.

¿Podía odiarla? Parecía alguien tan linda que no quería ni dirigirle la mirada. Pero quería ver el rostro de la persona que estaba destinada a Theo. Era una chica hermosa. Sus ojos eran grandes y su cabello castaño estaba tan cuidado que parecía una clase de modelo. Ella en sí era hermosa.

Así que así eran las cosas, jamás podría competir con alguien como ella. Alguien que pudiera convivir con la feromonas del alfa dominante sin tambalear o perder el conocimiento.

Sus labios se movieron con rapidez al formular la pregunta que no supo cuándo se hizo.

-¿Cómo es que no te afectaron sus feromonas?

La chica sonrió con amabilidad.

-Soy un Omega dominante, las feromonas de cualquier alfa no me afectan como a otros, incluso las mías son más fuerte que las de algunos.

Se despidió con simpatía y él se quedó solo. Así lo había dejado Theo. Solo.

Llamó a Hayden para decirle que se iba a casa y no quiso hablar más, ella comprendió y lo dejó ir, no sin antes insistir en que Tracy podía dejarlo para que no tomara un transporte privado.  Él, por obvias razones se negó. No quería que alguien lo viera en ese estado. Estaba tan lastimado por muchas razones, se sentía débil e insignificante.

LA CARNADA- ThiamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora