twelve

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Narrador Omnisciente.

Jimin yacía sobre su cama, con unas cinco frazadas cubriéndolo de cabellos a pies e hirviendo de fiebre, expulsando algunos quejidos no agradables.

La última vez que miró su celular eran a las doce de la noche. No había cenado, ya que poco antes le había comenzado a picar la garganta y evitó la cena del día.

De nuevo, había vuelto el dolor insoportable de cabeza.

—Maldición...—susurró y puso una almohada sobre su rostro.

Escuchó unos cuántos ruidos de la puerta y se escondió entre el montón de frazadas.

Era Jungkook, él sintió el departamento totalmente caliente, había subido la calefacción. No vio a Jimin y se alertó, fue hacia su habitación y lo encontró en un estado deplorable.

—¿Qué haces acostado con el montón de frazadas y con la calefacción al maldito topa, Jimin?—preguntó Jungkook acercándose peligrosamente al nombrado. Tocó el rostro del contrario con un mano y hervía, estaba seguro que si ponía un huevo sobre su rostro se cocinaba realmente bien— ¡Estás ardiendo como el maldito infierno, estúpido!

Jimin rodó sus ojos y miró a Jungkook.

—Shh.—susurró— No grites tanto, por favor. Quiero descansar y me duele demasiado la cabeza, ¿puedes irte, Kookie?

Fue lo más amable posible con él, no quería pelear con nadie, tampoco no tenía ganas.

—Si me iré, me iré contigo al hospital.—agarró las frazadas y las arrojó, fuera del alcance de Jimin— No debes abrigarte, ni mucho menos cambiar la calefacción templada a una mucho más elevada, ¿¡acaso nunca sobre eso, idiota!?

—¡Hey!—gritó— ¿¡Qué haces quitándome las frazadas!?—dijo mientras miraba a Jungkook cambiar la temperatura de la habitación— ¿¡Puedes dejar de molestarme!?

—Estar en una habitación calurosa aumentará la temperatura, al igual que sucede con abrigarte, eso solamente te empeora, idiota que no sabe un comino.

Lo que acabó de decir convenció a Jimin de su equivocación.

—¿En dónde lo leíste?—preguntó.

—En un libro, idiota.—respondió seco— ¿En dónde tienes las toallas de cara? Y que estén limpias.

—En el cajón del baño, el segundo, creo.

Jungkook fue a buscar la toalla, la tomó, la humedeció un poco para llevársela a Jimin y dejarle sobre su frente.

—A ver, tarado. Quédate quieto, ¿oíste?—avisó antes de poner el paño sobre la frente del contrario.

El cuerpo de Jimin respondió con un respingo.

—Quita esa cosa húmeda de mi frente, Jungkook. —dijo— Odio eso.

—Te lo llega a quitar y yo te quito los dientes de una trompada, ¿entendiste, querido?—dijo con sarcasmo— Agradece que estoy haciendo esto por ti, ya que ni siquiera puedes ponerte de pie por tus escasas energías.

—Sí que puedo levan—intentó sentarse sobre la cama y sus piernas no respondieron. Por sus pocas energías, y por hacer tanto ejercicio sus músculos se tensaron.

Jungkook acarició su rostro, el rostro ajeno estaba muy ardiente, peor que hace unos minutos.

—Jungkook...—dijo Jimin en voz baja.

—¿Qué?

—¿Me puedes pasar el conejito blanco que está debajo de la mesa en dónde están mis libros?—pidió mirándolo.

física ; jm + ygWhere stories live. Discover now