‹ POV YOONGI ›
Ingresé a mi antigua casa, caminando lentamente. En mi mano, sosteniendo un bonito ramo de flores multicolor. Fui hasta el living para encontrarme con mi madre, envuelta de una vestimenta oscura, encendiendo una vela frente a una escultura de un santo que yo desconozco.
—Hola, mamá. —me acerqué a ella— ¿Cómo estás?
Ella sólo le volteó a verme y me abrazó.
—No te contestaré esa pregunta.—se alejó— Te estaba esperando para irnos.
—¿Y papá?—pregunté.
—Aquí estoy.—volteé para ver que estaba sentado sobre el sofá leyendo un diario que tapaba su rostro— Ignoraste mi presencia, hijo.
—Como tú lo haces conmigo.
—Basta chicos.—dijo mi madre en voz alta.
...
Sostuve aquel ramo en mi mano, hasta dejarlo sobre aquella lápida, para después dar lugar a mi madre para hacer lo mismo.
Hoy es el aniversario de la muerte de mi hermano pequeño, que había muerto en un campeonato de motociclismo. Lamentablemente murió joven, tenía todo para seguir adelante pero sucedió aquello y aún mi madre se lamenta por ello.
—Ojalá que el muchacho que mató a mi hijo esté pagando...—murmuró mi padre.
—¿Ese maldito aún sigue vivo?—preguntó mi madre enojada— Tendría que estar muerto.
—Claro que sí, el diablo jugó a su favor; está vivito y coleando en la final del mundial, como debería estar mi hijo.—respondió.
—¿Final del Mundial?—pregunté— Aquel motociclista... ¿Está en el mundial de motociclismo?
—¿No lo has escuchado?—preguntó mi padre— El bastardo famoso motociclista de esta ciudad. Tú debes saberlo, ya que trabajas en un instituto que rige motociclistas...
El único motociclista que había ganado y el más famoso de la ciudad es Park Jimin.
Tragué la saliva y decidí seguir la conversación.
—¿Cómo se llamaba ese infeliz, cariño?—preguntó mi madre a mi padre.
—Park.—respondió.
—No...—suspiré— No, seguramente fue otro.—dije nervioso— Él no debe ser si él....
—¿Cómo no recordar el apellido del asesino de mi hijo?—dijo mi padre— Es él, lo sé muy bien.
—¿Qué estupideces dices, Yoongi?—habló mi madre en voz alta— ¿Acaso estás defendiéndolo? —rodó sus ojos.
—No, de hecho es algo indigesto.—respondí.
—Espero que sirvas de algo estudiando esa carrera y salves por lo menos a algunas personas, y no dejes morir a uno.
¿Qué mierda me estás diciendo? ¿Acaso soy ''el que sirve para algo''?
—Bien.—respondí falso— Me tengo que ir, tengo trabajo.—miré por última vez la lápida de mi hermano antes de irme rajando de allí.
No haré ninguna estupidez, no fumaré, no beberé...
...
¿A quién quiero engañar? Ya iba por la segunda caja de cigarros; mientras estaba en la azotea de mi departamento mirando la noche, la oscuridad más bien.
No fui al trabajo, no me sentía bien, y si iría al trabajo seguramente estaría con una cara de culo y atendería de mala manera a los pacientes, y eso no es bueno. Los pacientes ya la están pasando mal con el dolor que sienten para que los doctores les traten mal.
Caminé hacia el final de la azotea, viendo la gran altura.
La puta madre, Jimin, vete de mi mente...
Le dí fuerte al cigarro.
¿Justamente tú tienes que ser el tipo que estaba en el accidente de mi hermano? No sé si mis padre solamente lo están culpando de la muerte, o solamente es la verdad que haya muerto por su culpa.
Quiero creer que Jimin no sea el culpable de toda esta mierda, él no puede matar a ni una mosca.
No sé exactamente por qué quiero que no sea el culpable, tal vez porque mi otro maldito lado se siente atraído por él, o mi cerebro me está jugando una mala pasada.
Deseo que toda estar mierda sólo sea un sueño.
Me va mal en vivir, me va mal cuándo conozco a personas. Hago todo mal.
Lo único bueno que sé hacer es dormir y tomar fernet.
Linda noche para cabecear una bala.
