Capítulo 38

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Narrador omnisciente:

Maider y Carlos llevaban horas en el hospital sin saber nada andando de un lado a otro por el pasillo. Maider aprovechó esas horas para explicarle un poco las cosas al padre de Leire. Él no sabía que había sufrido bullying, depresión, etc. y cada vez se le partía más el corazón. Él ama con locura a su hija, no quiere que le pase nada malo. Por otro lado, Maialen no había aparecido por el hospial, ella estaba trabajando y por supuesto que sabía que su única hija estaba en el hospital luchando por su vida, pero dijo que ya pasaría después si podía, que en estos momentos andaba muy ocupada.

—¿Por qué nadie nos dice nada?—Carlos estaba a punto de perder los nervios.

Llevaban como siete horas y no tenían ninguna novedad.

—No tengo idea, pero espero que pronto nos digan algo. Los chicos estarán por llegar...—dijo Maider mirando su reloj.

Cuando ella habló con Shawn ya estaban entrando al avión.

—¿Familiares de Leire Iriondo?—se acercó un doctor de unos 40 años mirando unos papeles.

—Si—dijeron ambos de inmediato.

—Bueno, veréis...—se aclaró la garganta y colocó bien sus gafas para después mirar fijamente a Maider y luego a Carlos.—Como ya saben ella se cortó una muñeca, no fueron ambas, además afortunamente no estuvo mucho tiempo desangrandose, cuando la encontraron aún tenía pulso, aunque muy débil...

—¿Pero está viva? ¿Se pondrá bien?—Maider interrumpió al doctor, la chica estaba a punto de perder los nervios. Necesitaba saber que volvería a hablar y hacer bobadas con su mejor amiga. Lo necesitaba.

—Ha perdido mucha sangre.

—En el mundo hay mucha sangre—le contradijo al doctor. Sabía que estaba diciendo tonterias, pero le daba absolútamente igual.

—Así es—asintió.—Pero su grupo sanguíneo es 0-  —Maider frunció el ceño.—Eso quiere decir que ella sólo puede recibir sangre de otras personas de su mismo grupo, lo que reduce significativamente la posibilidad de encontrar donantes compatibles—aclaró el doctor al ver la confusión de la joven.

—Pero aún así hay mucha gente con la misma sangre que mi hija.—Maider no era la única confundida, Carlos no entendía a qué venían todas esas explicaciones.

—¿Usted o tu esposa tienen la misma sangre que ella?

—No... ¿por qué?

El doctor suspiró y se quitó las gafas.

—Mirad... como ya os dije anteriormente su caso es complicado. Ha perdido mucha sangre y en estos momentos depende de las máquinas pero necesitamos sangre lo antes posible—Maider y Carlos inmediatamente se dieron cuenta de lo grave que era la situación gracias al tono y los gestos que hacia el doctor.—Hace dos horas un chico tuvo un grave accidente de moto y al igual que ella perdió mucha sangre, y da la casualidad de que también necesitaba la misma sangre que su hija señor—le comunicó al padre de Leire.—No tenemos suficiente sangre.—finalizó.

Las lágrimas comenzaron a caer por las mejillas de Maider. Tiene que haber alguna solución para salvar a su amiga. Siempre la hay.

—Lo siento mucho—frunció los labios apenado—Intentaremos hacer lo que podemos.—dijo antes de retirarse.

Carlos y Maider sentían que el mundo se les había caído encima.

Carlos comenzó a pensar en todas las cosas que se quedó sin hacer con su hija, lo mal que se le había portado con ella, el daño que les había hecho... por otra lado, Maider se negaba a aceptar lo que le había dicho el doctor. Ella conoce mejor que nadie a Leire y sabe que luchará por su vida y que saldrá de esta. Ella siempre consigue hacer frente a todo y continuar su vida. Esta vez no será la excepción ¿no?

—Iré a buscar a esa que se hace llamar la madre de Leire—dijo Carlos furioso antes de que cogiera su jersey y saliera del hospital.

Maider se sentó en una silla debastada y colocó los codos sobre el regazo y cubrió el rostro con ambas manos. Permació así durante un largo tiempo llorando, hasta que escuchó unos pasos y alzó la mirada. Se levantó y sollozando se fue a abrazar al moreno.

—Tranquila...—intentó calmarla, aunque él al igual que todos los demás chicos estaba a punto de perder los nervios.

—Shawn...—sollozó y se separó de él para abrazar a Aaron, Lox y todos los demás.—Habéis venido.—se sorbió la nariz.

—Por supuesto.—asintieron todos a la vez como si fuera la cosa más obvia del mundo.

—¿Qué te dijeron? ¿Está bien? ¿Dónde está?—preguntó Aaron con los ojos rojos. No había llorado tanto desde que falleció su padrastro, que le quería como si fuera su padre.

Maider les había mantenido informados y sabían que intentó suicidarse cortándose las venas y que fue ella misma quien la encontró. Los chicos no pudieron sentirse más culpables. Sabían que fueron ellos mismos quienes colmaron el vaso. Si ellos no se hubieran comportado como imbéciles con ella, ahora estarían todos en Estados Unidos haciendo tonterías y riéndose, no en un hospital destrozados.

Los sollozos de Maider aumentaron lo que hizo que los chicos se alarmaran.

—¿Qué pasa...?—preguntó Nate con miedo. No sabía realmente si quería escuchar la respuesta.

—Perdió mucha sangre—Maider comenzó a informarles de todo lo que les había dicho el doctor y conforme avanzaba relatándoles, las lágrimas comenzaban a resbalar por las mejillas de cada uno de ellos. Si algo malo le ocurriese a Leire ninguno de ellos se perdonaría.

—¿Dijiste 0-?—preguntó Carter una vez que había terminado de contarles todo.

—Si, así es...—asintió.

—Yo tengo la misma sangre.

Todas las miradas se clavaron en Taylor. Esas cinco simples palabras hicieron que un poco de esperanza creciera en el interior de todos.

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¿Saben una cosa? Para haber podido escribir este capítulo he tenido que buscar información en internet acerca de la sangre 😂

Muchas gracias a todos por leer! Espero que os esté gustando el drama!

Instagram: aanee1992

Os amo más que a la nutella personitas bellas!! ♡♡♡

Y nada volvió a ser igual... MAGCONWhere stories live. Discover now