28.- "Herida"

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Llegó el día siguiente, Garreth presentaba su examen de matemáticas, la materia que más se le dificultaba. Aunque había estudiado bastante el día anterior, los nervios que sentía por la probabilidad de equivocarse lo hacían dudar al momento de responder.

Fue el último en salir del aula, estuvo revisando sus respuestas varias veces hasta que el tiempo se terminó, solo le quedaba confiar en lo que había estudiado. Como aún tenía bastante tiempo para que comenzara la clase de deporte, la última de ese ciclo escolar, el joven de cabello blanco decidió quedarse en la escuela un poco más para poder terminar la mitad del trabajo final que compartía con Duke. Logró hacerlo a tiempo, como aún faltaban un par de horas para su clase, fue a su casa para comer y cambiarse de ropa.

Parecía un buen día, el clima frío era agradable para Garreth. Cuando regresó al colegio y se dirigió hacía el aula de deporte, observó que sus compañeros no estaban en las canchas, sino dentro del aula debido a la baja temperatura. Él decidió aprovechar su última clase y hacer ejercicios de calentamiento fuera del salón en lo que llegaba el profesor.

Al estar en ello, a lo lejos miró esos cabellos rojizos, los cuales siempre capturaban su atención. Garreth se sentía feliz de verlo, le había parecido eterno el poco tiempo que habían estado separados. Sus ojos se abrieron más de lo usual, a la vez que esa expresión de felicidad se fue debilitando cuando miró de cerca el rostro de su amigo.

— Hey, ¿qué te pasa? – preguntó el pelirrojo al ver que lo observaba de esa manera en silencio.

Garreth no podía creer lo que sus ojos miraban en ese instante, por lo que tardó un poco reaccionar.

— ¿Qué es esto? – señaló la tirita en la cara de Duke.

— ¿Esto?, es un corte, no sé cómo me lo hice – señaló con su dedo la herida y respondió sosegado.

Tras escuchar la sencilla respuesta de su amigo, lo agarró fuertemente del brazo y lo llevó detrás de un aula vacía, lejos de donde se encontraban sus compañeros.

— ¿Qué haces?, suéltame – expresó el pelirrojo confundido y molesto por el daño en su brazo.

— ¡Dime la verdad! – demandó

— ¿De que hablas?, ¿acaso te volviste loco? – expresó confundido.

— ¿Vas a seguir fingiendo demencia? – sujetó fuertemente sus brazos – ¡Sabes muy bien de que hablo! – exclamó tras arrancar la tirita de su rostro.

El joven pelirrojo se quedó en silencio, estaba realmente confundido y temeroso por la impetuosa reacción de su amigo. El daño físico que le hizo y esas ásperas palabras lo habían dejado mudo.

— N-no sé por q-que haces esto – titubeó el pelirrojo. Garreth lo miró ferozmente.

— Me has estado mintiendo todo este tiempo – lo soltó – No vas a seguir burlándote de mí. Eso se acabó – mencionó con la mirada baja y se alejó.

Cuando el chico de gran estatura soltó sus delgados brazos para darle la espalda y poner distancia entre ellos, el joven pelirrojo comenzó a tiritar al apoyarse sobre la pared, sin percatarse de ello, las lágrimas se deslizaron de sus cristalinos ojos azules, debido a la fuerte conmoción.

— «Desde el principio él ha fingido ser dos personas distintas, en el fondo sentía que era el mismo, pero su perfecta actuación me hizo creer que estaba equivocado. Solo se ha estado burlando de mí» – reflexionaba al caminar por las calles contra el viento helado.

Desde el inicio había sido una sola persona, su primer amigo, a quien conoció una tarde verano y su desconsiderado compañero de clases. Garreth tenía la sensación de que eran la misma persona, pero le era imposible imaginar que alguien fingiera de esa forma. Aunque el chico de cabello rojizo no le dio ninguna explicación, él hizo sus propias conclusiones, se sentía traicionado por la persona que consideraba la más valiosa en su vida.

Al llegar a su casa, subió de inmediato a su habitación, cerró la puerta y se recostó sobre su cama, trataba de buscar una explicación menos cruel a lo que había descubierto, pero no encontró ninguna. Apoyó su cara contra la almohada, tratando de no pensar más en lo mismo, se sentía muy afligido, pero no derramó una sola lágrima, no solía llorar, ni con los golpes más fuertes que había recibido en sus peleas pasadas. Para él, llorar era quebrarse por completo y eso era algo que no debía permitirse.

Esa noche ninguno de los dos pudo conciliar el sueño, el pelirrojo necesitaba una explicación a lo que había sucedido, solo quedaban 2 días para que el periodo vacacional diera inicio, si él quería solucionar esa situación que no comprendía, tenía poco tiempo para hacerlo.

Duke llegó temprano esa mañana, sus ojos estaban algo hinchados y su rostro tenía un claro aspecto cansado, por haber pasado una mala noche. Esperaba mirando en dirección a la puerta, pero su compañero de singular aspecto no aparecía, se encontraba tan concentrado en querer verlo, que olvidó de que era el examen de ese día. El profesor entró al aula y detrás de él lo hizo Garreth, parecía haber esperado hasta el último momento para entrar al aula. No ocupó el asiento que estaba al lado del pelirrojo, se sentó lo más lejos posible de Duke.

Al ver lo que hizo el chico de cabello blanco, Duke se percató que aún seguía bastante molesto. Para el pelirrojo, el que su amigo quisiera mantener esa distancia entre ellos hizo que decayera su ánimo, todavía más. Era la primera vez que no se concentraba en un examen, que no podía acceder a las respuestas en su cabeza o no tan fácilmente. La incertidumbre de lo que había sucedido ayer y la distante actitud de Garreth lo estaban perturbando más de lo que pensaba. Solo podía pensar en que pudo haber hecho para hacerlo enojar de esa forma.

Terminó su examen, pero fue de los últimos en entregarlo, cuando usualmente era de los primeros. Decidió esperar a que Garreth saliera del aula, estaba intranquilo, para el pelirrojo esa era una sensación que comenzó a sentir después de conocer a su compañero. Después de reflexionar tanto sobre en que pudo haberle mentido, imaginó que solo esa situación podría molestarlo tanto. Finalmente, el joven de cabello blanco atravesó la puerta, pero no detuvo su paso, fingió no haber visto al pelirrojo.

— Espera – mencionó Duke al ver que era ignorado.

— ¿Qué quieres? – se detuvo y respondió apático. Intentaba ignorarlo, pero le era difícil hacerlo por completo.

— Sé porque estas molesto – había llegado a una conclusión – Lo siento, creí que no te darías cuenta – mencionó con la mirada baja.

— Y como no lo noté al instante, ¿se te hizo fácil continuar? – cuestionó muy serio.

— Sí. Sé que estuvo mal, pero no pude detenerme – respondió sin hacer contacto visual.

— ¿No podías? o ¿no querías? – lo acorraló.

— Yo, yo... no sé – contestó confundido.

— ¡Es suficiente!, me enoja mucho lo que hiciste – expresó con tono de molestia y una mirada dolida – Toma, este es mi parte del trabajo, no vendré mañana. No quiero volver a hablar contigo – le entregó unas hojas y se alejó sin decir adiós.

La distancia física entre ellos aumentaba, así como su distancia emocional. El pelirrojo no dijo lo que debía decir, expresó lo que la razón le dictó que era lo correcto. Ambos jóvenes no habían sido directos, la interpretación de uno no coincidía con la del otro. Duke seguía de pie, inmóvil, sin asimilar completamente la situación, «si no lo hubiera besado en esa ocasión, esto no habría pasado. ¿Cómo podría responder a sus preguntas si ni yo mismo sé porqué lo hice?» – esa y muchas otras preguntas ocupaban su mente, preguntas que en ese momento no tuvieron respuestas.



¡Gracias por leer un capítulo más!, muchos acertaron con sus teorías, espero que les haya gustado, si es así no olviden dejar algún comentario y/o estrellita :)  

Recuerden que su opinión es muy valiosa. ¿De quién les gustaría el próximo p.o.v?

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Recuérdame: más que una historia de amor [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora