39.- "Una cita de tres"

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Esa fecha que no tenía relevancia alguna para Garreth se convirtió en una de las más significativas, un día que recordaría por siempre. El tiempo le pareció poco, como si el día hubiera tenido menos horas de lo normal, lo que sentimos cuando disfrutamos tanto de algo que no queremos que termine. Al día siguiente, Garreth caminaba con una mirada apacible, su rostro se veía cada vez menos rígido, menos intimidante, algo que las personas a su alrededor notaban.

En la entrada del colegio se encontraban un par de chicas, las cuales se aproximaron amistosas a Garreth, manteniendo una considerable distancia comenzaron a hacerle preguntas, querían conocerlo más. El pelinegro tenía sentimientos encontrados, se sentía feliz porque esas chicas desconocidas le hablaban, y a la vez incómodo porque no sabía cómo responder ante ellas, aunque no tuvo que tolerarlo mucho tiempo, fue salvado de la situación en la que se encontraba.

— ¡Aquí estas! —Karen se acercó y lo tomó del brazo —. ¿Me extrañaste? —tiró de su brazo para alejarse de allí.

— Pero te vi ayer —respondió Garreth.

— No te juntes con Duke, te está pegando sus malos modos —suspiró.

— Lo que me pides es imposible.

— No entiendo por qué, él es una persona horrible —expresó la chica.

— Es cierto que tiene muy mal carácter, es sarcástico, se queja de todo y no tiene consideración alguna, pero aun así él es mi mejor amigo —se detuvo al llegar al aula.

— Eres un sol, y tienes razón, es un quejumbroso y desconsiderado.

— ¿Quién es quejumbroso y desconsiderado? —preguntó Duke.

— ¡Qué susto! —dio un sobresalto ­—. Tú, ¿quién más?

Karen y Duke discutían todos los días por la más mínima razón, ambos parecían no soportarse, pero Garreth pensaba que esa era su manera de demostrarse que se apreciaban. Cuando faltaban pocos minutos para iniciar la primera clase, la castaña se levantó de su pupitre y fue al servicio para retocar su maquillaje. Al percatarse de que la chica se había ido, con su dedo índice, Duke golpeó levemente la espalda de Garreth.

— Cierra los ojos —dijo el pelirrojo.

— Eh, ¿para qué? —cuestionó Garreth.

— Tú ciérralos y ya —ordenó.

Estaba algo confundido, pero cerró sus ojos, obedecía las ordenes de Duke no porque le tuviera miedo, sino porque le tenía un gran aprecio y sabía que detrás de esa desconsiderada y demandante fachada se escondía la amabilidad y el cariño de su amigo. Sintió como él se acercaba, rodeó su cuello con los brazos y posó sus finas manos detrás del mismo. Ese suave roce estremeció un poco a Garreth.

— Ya —mencionó Duke para que abriera los ojos.

— ¿Qué es esto? —sostuvo el colgante de su cuello.

— Tu regalo —señaló.

— Pero... si ya me diste uno.

— ¿De qué hablas? —preguntó confundido.

— De, de... tu amistad —titubeó.

— ¡Ugh! ya te está pegando lo cursi esa Karen —expresó con desagrado.

Garreth le mintió, por un momento olvidó que debía seguir tratándolo como dos individuos diferentes. No se sentía cómodo recibiendo dos regalos por parte de su amigo, pero debía aceptarlos ya que sería descortés no hacerlo. Tomó el collar en forma de flecha para apreciarlo mejor, la correa y la flecha eran de color negro, la flecha era de metal con líneas talladas, estaba verdaderamente contento, pero como era usual su rostro siempre atenuaba la felicidad que sentía.

Recuérdame: más que una historia de amor [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora