Parte 3

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"Es como un viento que me acaricia suavemente. Es como un polvo que se desplaza suavemente..."

"Butterfly" era otro título en el cuadernillo sin nada más que dos simples renglones de texto incompleto.
Min Yoon Gi era un desgraciado poeta. Patético.

-¿Mariposa? ¿Acaso era gay?-

Encontré un lugar tranquilo donde nadie casi se acercaba. Las gradas de la pista en el patio. Los maestros nunca salían al patio así que era mi lugar perfecto para matarme el hambre con un cigarrillo, o tal vez dos.
Se corrieron varios rumores sobre mi persona. No supe cómo, nunca supe quién era el topo sin vida que se dedicaba a crear rumores sobre mí. No había rumor que no fuese sobre Min Yoon Gi.

-Escuché que mató a alguien.-

-¿Es un retrasado?-

-No le importa la vida, eso es todo.-

Bueno, eso último era cierto.
En los vestidores de los varones oía todo lo que decían de mí.

-Escuché que él venía a este instituto hace... ¿dos años? Pero dicen que algo pasó.-

-¿Qué pasó?-

-No estoy seguro, Jungkook no quiso contarme la historia.-

-Vamos a preguntarle, estoy curioso sobre ese tal Min.-

-¿Crees que sea tan malo como dicen?-

-No lo sé, ¿quieres provocarlo? El tipo parece que puede matarte con solo mirarte.-

Dejé de ir por unos días, pero entonces fui reprendido por los profesores debido a las inasistencias. Comenzaban a decirme que si continuaba de esa manera no podría graduarme. Querían deshacerse de mí, eso es todo.
Soporté un semestre oculto en las gradas y el árbol que nombré mío.
Aprendí a tocar el teclado otra vez y saqué todas esas melodías que tenía en mi cabeza. Melodías de piano. Melodías... que nunca había escuchado antes. ¿Por qué era esto lo único que estaba en mi memoria?

"Este tiempo es tan cruel pero no lo odio..."

¿Por qué Min Yoon Gi escribía este tipo de cosas?

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Hubo un tiempo en que estuve pensando mucho sobre esa canción de... la mariposa.
Llegué a dibujar y garabatear alas de mariposas en mis apuntes y libros. Pensé que algo de verdad malo estaba pasando conmigo. Al acabar con la depresión... no lo sé, las mariposas no me parecían tan malas.

Las mariposas son importantes porque ellas cambian el mundo. Con solo un aleteo incluso pueden provocar una catástrofe. Mi vida era una catástrofe. Fui maldecido. Fui condenado.
Mi vida consistía de diferentes fases oscuras. En mis casi tres años de vida... cuando pensaba en ello... solo veía mariposas oscuras. Mala suerte tal vez, o la muerte misma.
Esa fue la historia que quise plasmar en mi cuerpo. Aunque fuese estúpido, tatué mi mala suerte en mi espalda. ¿Por qué? Eso tal vez lo descubriría después.

-¡Te amo, Oppa! ¡No llegues tarde!-

Febrero, recuerdo ese mes. El inicio de clases después de las vacaciones de invierno.
Fui bajo mi poca costumbre de ir al instituto. Temprano, muriendo de frío y demasiado hambriento. Ese invierno fue difícil porque una vez más me había quedado sin dinero.

Marzo. Caminé por la orilla del estacionamiento en mi paso para llegar adentro, cuando de pronto tuve la sensación de que alguien me miraba. Un chico. No supe por qué esa expresión en su rostro al verme. Si era un imbécil que me conocía ni me importó en lo absoluto. Corté ese extraño contacto visual y seguí mi camino como si nada.

Primera clase aburrida del día: Historia. Lo único que hacía ahí era recuperar el sueño perdido, y lo demás literalmente es historia. Nada importante, todo fuera de mi interés. Tuve pésimas notas el semestre anterior pero eso no me importó en lo más mínimo. Mi camino para graduarme de esa prisión sin barrotes era corto, y yo, me había rendido en el primer kilómetro.

-¿Jimin, has visto mi libro de apuntes?-

-En tu mochila, Dodo.-

-No está. ¿Alguien lo ha visto?-

La voz de esa chica era irritante. Detestaba escucharla hablar tan fuerte.

"Quiero olvidar la oscuridad y la soledad..."

Y era peor escucharla gritar en el gimnasio.
Había llovido una mañana, por ello la clase de deportes tenía que ser en el gimnasio. Rara vez entraba a esa clase, pero debido a la lluvia no tuve opción que entrar, pero por supuesto tomé mi lugar arriba en las gradas mientras los demás jugaban volleyball o como sea que se llame. El entrenador no solía reprenderme cuando me miraba haciendo prácticamente nada. Lancé el agradecimiento a mi amnesia por eso. Soy un discapacitado mental, como quieran, no tengo problema con eso.

-¡Jimin, no me lances el balón! ¡Eres malo! ¡No!-

A ver... esta chica.

1,50 de altura, unos 40 kilos tal vez, cabello largo y castaño... nada especial. Tonta y demasiado escandalosa. 

-¿Quieres una golosina?-

Patética también.

¿Por qué capté mi atención en ella en ese momento?  
Hm, el adorno en el moño de su cola de caballo tenía una mariposa azul.  

Me di cuenta que llevaba demasiado tiempo mirándola cuando noté que el chico de los chismes me miraba con curiosidad, y un tanto sorprendido. No le quité la mirada de encima y proseguí a ponerme de pie, eso bastó para que saliera huyendo.
La clase terminó. Vi a todos salir del gimnasio, quedándome solo como quería desde el principio.
Bajé a la cancha y fui a la bodega por algunos balones de básquet. Quería hacer algunos tiros libres, tal vez eso me distraería el hambre o no lo sé, el tiempo. Y entonces, fue ahí cuando encontré un libro olvidado. Cerca la puerta de la bodega, a la orilla de las gradas encontré el libro de apuntes... a nombre de Jung Do Yeon.

Pobre chica.

Sí, ni bromeando se lo devolvería.

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~ Cotton Candy ~ Suga - BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora