Parte 11

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Jung Do Yeon fue quien me dio mi primer beso.

Después del sermón y la breve explicación de su concepto crítico de "cita", la acompañé a casa y se despidió de mí cometiendo aquel acto que, creo yo, no debía.

-¿Por qué debemos caminar de la mano?-

-Porque esto es una cita. Si no tomas mi mano solo parecerá que es una salida de amigos, pero yo pedí una cita, cita que tú aceptaste. Debes tomar mi mano porque venimos juntos.-

Ahí aclaré una de mis teorías que de ser solo amigos no era su principal intención.

Hablar sobre mi amnesia y parte de mi pasado le dio una especie de nube de cosas por las qué pensar más. La noté tan distraída en lo que quedaba del recorrido del acuario.

-¿Por qué me dijiste todo esto tan abiertamente?- me preguntó.

Para ser sincero, no lo sé. Como dije, no es algo de lo que me importe tanto.

-No te acostumbres.- vi que ya había anochecido y por lo tanto la cita llegó a su fin, eso supuse. -Me iré ahora.-

-¡Espera! ¿No vas a llevarme a casa?-

Oh, vamos. -Allí hay una parada de autobús.-

-Se supone que debes acompañarme a casa, eso hacen los chicos después de una cita. Debes llevarme a casa, Min Yoon Gi.- la niña tenía muy en claro sus puntos, impresionante. -Es peligroso que una chica como yo camine sola por la ciudad a estas horas. ¿Por favor? Solo esta vez...-

Ok, acepté. Qué más da.

No sé cuál era el gran alboroto sobre todo eso. Si se supone que le gustaba, ¿por qué no me lo decía y ya? Lo único que hacía era molestarme con sus tontas excusas.
Tomamos camino por el centro de la ciudad, yo siendo guiado por ella. Mi mano atrapada por la de ella.

-Me da miedo cortarme, Min Yoon Gi. Le temo mucho a cualquier cosa que pueda cortar mi piel.- al fin surgió ese tema. -Hay personas a las que no les gusta recibir inyecciones, ¿sabes por qué?-

-Agujas.- acerté sin vacilar.

-Correcto. Pero en mi caso no solo temo de las agujas, sino de aquellas cosas que puedan herirme o cortarme, como tijeras, cuchillos, ¡cosas puntiagudas!- bien, ya había entendido. -Tengo muchas malas experiencias con tijeras, de cuando era niña.- en ese momento me planteé la idea de cómo podría aprovecharme de eso. Hm, no podía llevar un cuchillo al instituto. -Ojalá pudieras ver la cicatriz en mi hombro, es así de grande.- como sea. -No temo de la oscuridad, no temo a los fantasmas, no, solo cosas puntiagudas que puedan cortarme... ¿estás prestándome atención?-

Ni siquiera tenía tijeras en casa, mierda.

-Tijeras, cuchillos y demás. Te escucho, niña.-

Minutos después se la pasó cuestionándome sobre mi principal temor, y yo como si nada le decía que no había nada que me asustara. ¿A qué podía temerle? Ni siquiera tenía miedo de la muerte o de cosas así. Si yo mostraba temor entonces sería ser débil. Yo no quería ser débil.

Llegamos a su vecindario, una villa bastante opuesta a mi barrio. Las casas eran todas iguales pero de diferentes colores, con jardines y vallas de madera, muchos autos, sabía que esa niña tenía dinero por alguna razón.
Me señaló su hogar y se detuvo. Me agradeció el hecho de haberla acompañado, y en un momento de silencio mutuo se acercó a mí con la intención de besarme.

Me besó en los labios. Un beso menor de un segundo, con sonido leve y toda la cosa.

-Nos vemos el lunes, adiós.-

Me había tomado por sorpresa. La vi huir como si hubiese cometido una gran travesura. Corrió hasta su hogar y entró desapareciendo de mi vista hasta azotar la puerta.
No me moví, no hice nada al respecto más solo me quedé como idiota mirando el suelo.
¿Por qué lo hizo? Fue lo primero que me pregunté.

Miré su casa por última vez antes de darme la vuelta y largarme, como si lo de ahí no hubiese pasado.
Mentiría si dijera que no pensé en ello toda la noche. Todo el camino a casa. La manera en que me miró antes de hacerlo, el tacto de sus labios en los míos. Era una sensación nueva. Caminé por las calles de Seúl con el plan de distraerme y olvidar esa cita. Ya la cita había terminado pero ella se esmeró en clavarla en mi cabeza con el sabor a fresa de sus labios. Su brillo labial era de fresa. Ese brillo que quedó en mis labios... no lo quité con mi mano o mis mangas, no. Pasé mi lengua en su lugar y sentí el sabor, y con el sabor, recordé la sensación una y otra vez.

¿Qué significaba un beso para Jung Do Yeon?

¿Qué significaba para Min Yoon Gi?

Para mí... nada.

"¿Esto tiene sentido para ti? ¿Esto tiene sentido?"

Letras, y más letras en mi cabeza. No dormí esa noche por pensar tanto en eso.

Tal vez eso no fue un beso para mí.

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~ Cotton Candy ~ Suga - BTSWhere stories live. Discover now