Parte 73

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"Nuestro futuro solo tendrá felicidad..."

-No te estoy dando mi bendición, eso se lo dejo a mi padre.- ¿qué demonios? ¿Sonrió por lo bajo? –Pero hago esto porque... Doyeon ya sufrió demasiado, contigo y sin ti. Y si de verdad estás arrepentido, creo que no hay mucho que perder por esta oportunidad. Solo... no la lastimes otra vez.-

-¿Estás en tu lecho de muerte o...?-

No sé por qué dije aquello pero me alegró que eso lo hiciera reír un poco.
Esa alta tensión que nos acompañaba siempre a los dos, a Hoseok y a mí desde que nos conocimos, se desvaneció tenuemente conforme pasaba la noche.
Ahora todos me habían dado la oportunidad de volver, de empezar como un hombre nuevo. Aunque esa oportunidad yo solo la esperaba de Doyeon, me alegró mucho haber hecho las paces con su hermano después de todo.

Le agradecí por lo del anillo, además charlamos un poco sobre nuestros días de instituto. Tuve que volver a disculparme por todo lo que le hice y vagamente asintió aceptando la disculpa. Bueno, aún sigo disculpándome.

-¿Le dirás a Doyeon que recuperaste tus recuerdos?- me preguntó antes de bajar del auto.

No lo pensé mucho. Asentí antes de hablar. –Tendré que hablarle de todo lo que fui. No voy a ocultarle nada.-

-Bien, entonces... suerte.-

...

Fui a la florería días más tarde. Me quedé afuera mirando el exterior por largos minutos, las personas pasaban por mi lado para entrar y luego salir, no encontré el momento para entrar por lo que Doyeon tuvo que salir a reclamar mi presencia.
Esta vez usaba una falda larga, esos malditos converses rosados, y un gran suéter del mismo color. Seguía siendo para mí la misma niña inocente de la que me enamoré en el instituto, justo esto pensaba ese día que la miré, en la puerta de su negocio mirándome con ese característico repudio que acertaba más a Hoseok. Interesante.

-Obstruyes la entrada, Min Yoon Gi.-

Apreté mis labios mostrándole una minúscula sonrisa, eso no le tuvo efecto. -¿Por qué me miras así?-

-Porque obstruyes la entrada, tonto.-

Tonto.

-¿No estoy rompiendo las reglas si entro y charlo contigo?-

Se cruzó de brazos y pensó notablemente antes de responder. –Tendrás que comprar algo, si no tendrás que irte.-

Reí por lo bajo. –De acuerdo. Quiero algunas flores para mis padres, ¿alguna recomendación?-

Noté cómo su ceño fruncido bajó la guardia para pensar en lo que dije. Hizo ese puchero de nuevo, pensando, y al final rodó los ojos al mismo tiempo de entrar y hacerme un ademán con la cabeza para que la siguiera.
Entré y volvió a señalarme de que la siguiera al interior más allá de la tienda. Detrás de la puerta del mostrador está un pequeño cuarto, en ese entonces había un pequeño sillón y una mesa de jardín, detrás de ello algunas cajas apiladas; más adelante al cruzar se encontraba el invernadero. El pequeño vivero de flores y plantas. Cuando lo compré recuerdo que solo había tierra, ahora había vida de tantos colores. Su paraíso.

-Elije las que te gusten, Min Yoon Gi.- dijo de pronto.

-Elije por mí.-

-Ah, es cierto, no te gustan las flores.- ¿por qué ese tono de indiferencia me parecía tan adorable todavía?

Comenzó a caminar por el pasillo del vivero y la seguí. –¿Alguna idea?- pregunté solo por hablar.

-Uhm, te daré un ramo de las que menos me gusten.-

Era más que notable el deseo de muerte, sonreí de todos modos. –Recuerda que son para mis padres. Fuera de eso, ¿tendré descuento de familiares y amigos?-

-No, al contrario, creo que te cobraré más, Min Yoon Gi. Oye, no las toques.-

Me mandó a esperarla en la tienda en lo que hacía no sé qué cosas.
Me quedé detrás del mostrador y comencé a curiosear en los cajones de este. Nada realmente, solo adornos y pétalos marchitos por todos lados. Y además... una tarjeta.

-¿Qué estás haciendo? ¡Deja eso, Min Yoon Gi!-

Por supuesto que reconocí la maldita tarjeta.

Doyeon se alarmó de pronto y corrió hacia mí, chocó conmigo debido a sus pies torpes y varias cosas cayeron al suelo ocasionando un desastre, el ramo de crisantemos, la tarjeta, el frasco de dulces del mostrador, cientos de cuentas de colores, mi inhalador.

Logré evitar que ella cayera alcanzando a abrazarla, en cuanto se dio cuenta de eso se apartó de inmediato. Recogió la tarjeta y se quedó mirando el último detalle peculiar.
No quería contarlo pero, debido al incidente de mis pulmones mi tía me había obligado a llevar un inhalador siempre conmigo, nunca tuve que usarlo más que una vez pero... bueno, esa vez salió por error a la luz. Solo por eso Doyeon comenzó a verme diferente.

Recogió ese pequeño objeto y extendió para dármelo. Vaya, odié eso porque ahora no me miraba con ese ceño fruncido. Ahora fue como, no lo sé, curiosidad. Preocupación.
No dije nada entonces, lo tomé y lo guardé en el bolsillo de mi saco. Detesté su mirada en serio.

Fue cosa mía, quiero decir, esto solo me hacía recordar nuestros primeros días de conocernos cuando ella me decía que si seguía fumando mis pulmones enfermarían. Bueno, no iba a darle la razón así de fácil así que traté de darle la vuelta al asunto.

-Te ayudaré a recoger todo esto.-

-No, Min Yoon Gi, uhm... yo limpiaré.-

Fue extraño cómo esta vez nos miramos a los ojos, frente a frente. Ella abrazaba la tarjeta contra su pecho.

-Esto no es nada.- tuve que decir con respecto a...

-¿Estás enfermo? Sé que eso se usa cuando... no puedes respirar bien.- y ahora su tono de voz era totalmente dulce y pausado. Maldita sea.

No iba a permitir que me tuviera lastima. –No te importa.- no, espera, eso es retroceder. Idiota. –Quiero decir, no es importante, ¿sí? Estoy bien.- le mostré una leve sonrisa al final para reconfortar, demonios. –Ahora, ¿quieres cobrarme esto?-

-Oh, claro. Uhm, espera, si nos movemos podemos caer así que... espera, me subiré aquí.- brincó al mostrador y saltó al otro lado. Corrió por una escoba. Chica lista.

Me quedé quieto ahí mismo hasta que ella se deshizo del campo minado de caramelos, vidrios y cuentas de colores. Miré por la ventana el atardecer, casi era su hora de cerrar.

-¡Listo! Creo que ya... puedes irte, Min Yoon Gi.- sonrió, pero esa sonrisa no duró mucho.

-Bien.- yo no quería irme.

Dejé un par de billetes en el mostrador y caminé a la salida. Solo llegué a abrir la puerta, tuve que detenerme y volver a mirarla. Por supuesto que ella todavía tenía sus ojos en mí, ella no quería que yo me fuera así tampoco. Podía ver su sin fin de dudas en su mirada.

-¿Quieres venir conmigo?-

...

~ Cotton Candy ~ Suga - BTSWhere stories live. Discover now