El mundo es grande, inmenso, lleno de tantas maravillas y misterios, más de los que él podría contar y aspiraba a conocer.
Él, un chico aniñado, risueño y con una gran actitud positiva, que ni en sus más locos sueños pensó en un encuentro con ella;...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
—Tienes que estar más pendiente —decía Claus al Tom mientras nos deteníamos en su casillero.
—A Félix se le escapó la pelota ayer y no le dijiste nada.
—Pasó de largo, Fran estaba más cerca —Me defendió.
—¿Y? Una vez que a mí me pegan en la cabeza y ya soy distraído —Se quejó él, mirándolo con fastidio.
—Pero si lo estabas... —acoté y volteó con la boca de par en par.
—¿Ves? —Se morfó Claus y Tom nos vio con odio.
—Vale, vale, ya entendí —Se alzó de brazos, resignado a aceptarlo.
Mientras uno insistió en darle algunos tips al otro para mejorar sus reflejos y concentración, yo me quedé al lado riendo de sus demostraciones gráficas; Claus como capitán era lo más gracioso que me pudo haber pasado.
Pero no logré estar sumido en la conversación por mucho tiempo debido a que, una vez más, me pareció ver a alguien en particular cerca de nosotros. No sé cuantas veces iban en ese día, sin embargo, era seguro que sentía que empezaba a sentirme loco.
Cabellera castaña recogida en un descuidado chongo arriba, alta y delgada figura enfundada en camisa morada de mangas hasta los codos y un overol de jeans hasta por debajo de las rodillas, zapatillas de promedio femenino.
Esa chica no veía a nadie al pasar, pero era una experta a la hora de esquivar a los demás, como si para ella no existiera nadie o como si para nadie ella existiera.
—¿Qué ves, Félix? —Me preguntaron de repente y me sobresalté.
—Eh, bueno...
—¿Qué, Alice está por ahí? —Me picó Claus, logrando sonrojarme.
Negué con rotundidad.
—No empieces —murmuré cohibido; él riendo se hizo hacia atrás y yo pude voltear hacia el pasillo—. Oigan, ¿saben quién es...?
Pero al momento en que ellos giraron, ella había desaparecido.