CAP (23). Consejos

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Narrativa : Colin Russell

Los caminos de la vida no son tan misteriosas si decides ser valiente y abrir bien los ojos, pero no me malinterpreten, abrirlos, aveces no significa solamente tener la habilidad de mirar. A lo que yo me refiero es ver cada detalle, como el lunar que ella llevaba en su hombro o como ese mechón de cabello rebelde que toca sus pestañas largas...

Anoche me había quedado despierto un buen rato mirándola y preguntándome cómo podría avanzar con mi investigación más rápido. Ella no se merecía permanecer más en ese mundo y mucho menos sufrir por un pasado o por malos recuerdos que ocurrirán y atravesaban su cabeza a cada instante.

Pero el día siguiente había llegado demasiado rápido y por más que quise presionar a mi amigo estaba consciente que las cosas no salen tras la noche. Me levanté de la cama sin poder deslizar la mirada de ella sintiéndome totalmente cautivado y embrujado.

Nunca pensé que una noche pagada o esa precisa noche iba darme más de lo que una vez pedí. Nunca la juzgué pero tampoco vi lo que era, y estaba completamente seguro del hecho que tampoco lo había visto todo aún. Sabía que tenía sus secretos pero estaba dispuesto a esperar y buscar las respuestas que tarde o temprano iban a llegar.

Tenía que llegar a una junta y ella debía acompañarme pero preferí dejarla dormir. Muy pronto me decidí en dejarla de sacar y más teniendo en cuanta las últimas juntas y los últimos incidentes entendí que me volvía loco con solo ver que la miran de la misma manera que yo la miré en el pasado.

Me acerqué hacía ella y alejé el mechón de cabello que cubría su rostro, besándole la mejilla y viéndola como movió lentamente su nariz. Un gesto tan inocente logró hacerme sonreír.

Dos horas más tarde estaba saliendo de la junta. La primer parte había acabado y ahora solo me tocaba entrar en la segunda, cual era y la última. ¡Por fin! Mis ganas estaban totalmente dirigidas en regresar a ella.

—¡Que aburrimiento!—exclamó Patricia levantándose de la silla.

—Veo que te encanta estar aquí—me burlé y ella camino hacía mi subiéndose sobre el escritorio.

—Igual a ti—sonrió irónica.—Toda la junta te la pasaste con la mente en otra parte. Colin Russell estabas ausente a lo grande.— continuó en tono divertido—No me mires así porque a mi no me puedes engañar.

—No pensaba hacerlo—admití levantándome.—Pensé que no nunca íbamos a acabar con esta parte de la junta.

—Sabes que la junta puede seguir sin ti. Estas en Roma. Ve y disfrútala—sonrió levantado las cejas.—Y no, me estoy refiriendo a la ciudad.

—Ni quién te aguante— sonreí negando con la cabeza.

—Quiero conocerla mejor— espetó Patricia. —No parece una interesada pero como tú eres uno de los millonarios más sexy debo ver si no está interesada solamente en tu posición económica.

—Te aseguró que no lo está—dije serio— Honestamente tampoco sé si está interesada en mi por lo menos.

—Entonces...¿Por qué te acompaño?—preguntó y después quedo en silencio pensativa.

—La pagué — repliqué en voz baja y ella me miró totalmente desconcentrase.

—¿Qué dices?—Patricia quedo estupefacta. —¿Es una dama de compañía?

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