Charlas nocturnas

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Cerca de las diez de la mañana, Lexa ya no era capaz de reprimir los bostezos, la noche anterior se había quedado hasta muy tarde charlando con Clarke pues, aunque no era apropiado, no podía despegarse del teléfono esperando recibir noticias de la rubia.

La facilidad que tenía de sacarla de quicio y hacerla sonreír al segundo siguiente era admirable, Clarke siempre sabía cómo hacerla reír a carcajadas, incapaz de mantenerse seria, divagando ambas sin pretenderlo en temas tan diversos como trascendentales hasta que el cansancio ganaba la batalla y caían dormidas con el teléfono en la mano y una sonrisa en los labios.

Hacía ya más de una semana que intercambiaron los números de teléfono y desde entonces se volvió rutina indispensable hablar hasta altas horas de la madrugada, saludarse al despertar deseándose mutuamente una buena jornada, mensajes intercalados a lo largo del día cuando una u otra podía escaparse un instante de sus quehaceres.

Lexa sabía que para Clarke era más difícil, sobre todo cuando tenía turno doble en el bar y salía de madrugada, pero aun así la esperaba para desearle las buenas noches y poder quedarse tranquila al saber que Clarke había llegado sana y salva a su casa. Cuando salía tan tarde la castaña se preocupaba en exceso, aunque no tenía por qué, Clarke estaba acostumbrada a ese ritmo de vida caótico que llevaba.

Estaba cansada, esa mañana había sido una locura, las sesiones de fotos posando como capitana de una nave intergaláctica para la promoción de su nueva película habían mermado sus fuerzas y a pesar de que aun era temprano ardía en deseos de volver a su hogar y relajarse con una copa de vino echada en el sofá, suspirando una y mil veces, deseando que se terminara ya esa tortura.

Con aquella chaqueta marrón claro, de cuero desgastado, la que llevaría durante toda la filmación, se ahogaba de calor mientras el excesivo maquillaje aplicado para ocultar su cansancio le molestaba y le producía picor, necesitaba urgentemente una ducha, vestirse con su camiseta de coca cola gigante y simplemente relajarse, escuchando algo de música y molestando a Clarke, enviándole mensajes sin parar hasta que pudiera contestarle.

Cuando el fotógrafo dio por finalizada la sesión, un suspiro de alivio escapó de sus labios y rápidamente se fue al vestuario a cambiarse, ardía en deseos de quitarse esa chaqueta de una vez por todas. Aún quedaban dos semanas para empezar a rodar y ya estaba hastiada, no deseaba hacer esa película.

Cuando salió siendo nuevamente Lexa y no la capitana de la Villian, se quedó congelada unos instantes puesto que, ante ella, estaba la persona a la que no quería ver y que irónicamente iba a compartir con ella varias escenas de esa dichosa película, Costia.

Su ex novia estaba caracterizada como su personaje, dispuesta a iniciar su propia sesión de fotos, cuando reparó en ella y con una sonrisa se le acercó, mientras Lexa, desesperada, buscaba cómo escapar de ahí y evitar esa embarazosa situación, sin éxito alguno.

-Lexa, te veo bien ¿Cómo estás?

-Estaba mejor antes de cruzarme contigo, tengo prisa así que si me disculpas...

-¿Aun sigues enfadada? Deberíamos enterrar el hacha de guerra, vamos a trabajar juntas, la verdad es que me sorprendió mucho saber que estarías en esta película

-No tuve elección y sí, sigo enfadada contigo, seguiré enfadada contigo toda la vida

-Vamos Lex, era una cría

-Una cría que vendió nuestras fotos íntimas a American Idol para ganar dinero

-Admito que no estuvo bien, pero fue hace mucho tiempo y ya no soy esa persona... Por suerte tengo mucho tiempo para demostrarte que he cambiado ya que vamos a trabajar juntas

Una historia másWhere stories live. Discover now