Volver a la realidad

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Una vez en casa de Clarke, a pesar de que pasaban de las doce, ninguna de las dos tenía ganas de dormir. Lexa seguía eufórica tras haber pasado, según ella, el día más especial y maravilloso de su vida mientras Clarke no paraba de reír ante la euforia desmedida de su chica.

Sentadas en el sofá con una lata de cerveza en las manos, Lexa se dedicaba a pasar las páginas del anuario del instituto de Clarke, riendo por las fotos y la cantidad de recuerdos que ahí se encerraban, mientras la rubia contemplaba su rostro con una sonrisa, jugaba con mechones sueltos de sus cabellos o simplemente le robaba un beso cuando esta no lo esperaba, provocándole bellas sonrisas y dulces suspiros.

Clarke se preguntaba cómo habría sido la vida de la actriz si se le negó algo tan cotidiano como graduarse en el instituto, mientras contemplaba su rostro lleno de curiosidad y sus dedos acariciando lentamente las hojas de ese libro que para ella suponía algo cotidiano a la par que vergonzoso, el recuerdo de una época de estupidez extrema y grandes historias que contar.

Rieron con las fotografían, Clarke y Raven siempre juntas, uña y carne, su juventud plasmada en esos recuerdos que siempre perdurarían. La castaña se detuvo con una carcajada en la fotografía de Anto, siempre rebelde, con esas camisetas de grupos reivindicativos y el cabello de colores inexactos, tal y como Clarke se la había descrito, una chica apartada del mundo que gracias a dios había madurado, aunque fuese un poco. La rubia aseguraba que realmente se había civilizado pero seguía siendo la misma, una niña que se negaba a crecer y a dejarse llevar por el resto del mundo.

Entre risas y sorbos de cerveza fría, Clarke le contó como en esa época se negaba a admitir que le gustaban las mujeres, a pesar de que Raven se lo había leído en el rostro desde que eran crías, ella salía con Finn, el capitán del equipo de fútbol y su amiga la llamaba GrifinGay, por negarse a admitir su verdadera orientación sexual, de ahí su mote que en la actualidad sus amigas seguían usando a menudo.

Poco después de graduarse, empezó a trabajar en el bar y consiguió la beca para estudiar teatro, saliendo del armario casi obligada por Raven y empezando con ella una relación, quizás la primera relación verdadera que tenía en su vida, con ella tuvo su primera vez y la quiso como no había querido a nadie antes, fue su primer gran amor y aun así un desastre absoluto, no estaban hechas para ser pareja, se comportaban como siempre habían hecho con la única diferencia de que se acostaban juntas, confundiendo así el amor con el gran cariño que siempre se habían tenido.

Una burbuja que se rompió cuando en una galería fotográfica, Raven conoció a Octavia, quedando prendada de ella nada más verla. En ese momento ambas supieron que no había sido buena idea mezclar amor con una amistad realmente especial para ellas, Clarke dejó ir a Raven que no tardó en empezar una relación con Octavia ya que la joven artista había sentido exactamente lo mismo que su amiga, si existían las almas gemelas ellas lo eran sin dudarlo.

Las horas pasaban sin que se dieran cuenta, el sueño no las alcanzaba, demasiado cómodas en ese sillón, con las manos unidas y compartiendo un momento de charla e intimidad. Lexa disfrutaba escuchando a Clarke, su chica se abría a ella, le relataba su vida y la hacía participe de sus recuerdos. Con una sonrisa, la castaña se abrió a ella y le contó que en un principio no quería ser actriz, su padre había muerto y su madre se empeñó en hacer de su nombre una leyenda, usando el carisma de su hija para conseguirlo, movió cielo y tierra para conseguirle una audición y lo hizo, su primera película, la misma que Clarke conocía de memoria, Un camino de piedras donde Lexa interpretaba a una niña maltratada, le abrió las puertas de la fama y ya no hubo quien la detuviese, su nombre empezó a ser sinónimo de perfección, tuvo que dejar el instituto y dedicarse por entero a una carrera que no deseaba y aun así, en cierto modo, le gustaba, interpretar se le daba bien, lo llevaba en las venas y mientras rodaba se sentía en casa.

Una historia másWhere stories live. Discover now