El club friky

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Con toda la casa ya preparada para la fiesta de Clarke, sus amigas desperdigadas por el salón, riendo y hablando de cualquier tontería, Octavia se dedicó a que todo estuviese perfecto para la llegada de la cumpleañera, aunque se retrasaba más de lo normal.

Raven la había llamado una decena de veces y siempre saltaba el contestador, a esas horas dudaba que estuviese durmiendo aunque tras haber vivido en primera persona una premiere de la película que llevaba meses esperando suponía que Clarke aún estaba catatónica.

Dejando un cuenco lleno de golosinas encima de la mesa, su novia apareció con una sonrisa en el rostro, por fin había contactado con Clarke y traía una exclusiva, la rubia vendría con su chica, la muchacha de internet. Se abrieron unas cervezas dispuestas a esperar ya que en media hora la joven aparecería en su fiesta, sentándose ambas en el sofá tranquilas y observando como el resto del grupo, cansados de esperar a que Clarke apareciera, ya estaban enfrascados en su mundo medieval.

Hacía ya años, desde que se juntaban con Anto, que todas sus fiestas empezaban metidas en alguna partida de rol que la joven inventaba. Esta ya había sacado los dados y las fichas, repartiéndolas con ceremonia a quienes quisieron unirse al juego, Harper fue la primera que, eufórica, cogió su personaje dispuesta a patear traseros de troll, seguida de cerca por Monty, su novio, mientras Anto se colocaba en la cabeza una corona de plástico que siempre llevaba para esos momentos, autoproclamándose dueña y señora del destino de esos pobres personajes y Regina, entre risas se sentaba a su lado y le robaba un beso, adoraba esa faceta infantil e imaginaria de su chica.

-Podemos empezar mientras GrifinGay aparece, aunque como no lo haga pronto todos vais a morir cruelmente, mis bestias no tendrán piedad

-Se gentil Anto, nos costó mucho crear a los personajes

-No es mi culpa que mis pequeños sean unos bichos duros

-Sí lo es, te inventas las normas como te viene en gana y nos masacras

-Bueno, yo soy quien lleva la corona

Entre risas empezaron a jugar mientras la cerveza no se terminaba, al igual que los snacks de queso, metidas en su propio mundo mientras Raven y Octavia las miraban y reían por sus extrañas ocurrencias.

La música envolvía el ambiente, rock, a un volumen lo suficientemente alto para que las notas calaran en sus huesos aunque podían entenderse sin tener que gritar, se sentían bien, mejor que nunca.

Con Anto dibujando en su rostro una sonrisa que anticipaba la victoria, y tanto Harper como Regina acorraladas por uno de los monstruos que la joven había creado para matar al pequeño y variopinto grupo que habían creado con su imaginación, el timbre sonó y Raven fue a abrir la puerta.

Dejaron de jugar esperando a que Clarke apareciera, sin duda la rubia se uniría a ellos y equilibrarían las balanzas, mas al cabo de pocos minutos los gritos histéricos de Raven inundaron el salón provocando una carcajada general, su amiga había bebido demasiado, eso seguro.

Octavia, meneando la cabeza en forma de negación, se levantó para ir a calmar a su chica, no sabía que bicho le había picado y decía cosas sin sentido, más al salir al recibidos su rostro se tornó blanco y, sin decir palabra, salió corriendo nuevamente hasta el salón, mirando a las frikys de sus amigas que seguían en el suelo peleando con los dados.

-Anto, quítate eso que llevas en la cabeza y recoges esa mierda en el acto

-¿Qué dices? ¿Ahora que Clarke ha llegado y puede salvarles el trasero?

-Clarke ha venido con Lexa Woods... Oh Dios, y yo he salido corriendo, creerá que soy estúpida, creerá que soy imbécil, oh mierda...

Las chicas se miraron entre ellas sin entender nada, seguramente sus anfitrionas habían tomado algún tipo de alucinógeno, sin duda la situación era surrealista. Mientras Octavia se lamentaba, según ella por haber sido estúpida, Raven iba de un lado a otro escondiendo las cervezas asegurando que necesitaban algo más fuerte, el caos absoluto se adueñó de la habitación mientras Anto, encogiéndose de hombros, lanzó sus dados para contraatacar, sus amigas ya recuperarían la cordura en algún momento.

Una historia másWhere stories live. Discover now