Ojos de Cielo

1. La chica del extraño gorro

1.La chica del extraño gorro

Mientras caminaba por el angosto pasillo notó que las luces comenzaban a titilar, algo normal en aquella época del año en el que la nieve cubría toda la ciudad. Los apagones se habían vuelto frecuentes mas aun en un edificio tan antiguo como ese.

La chica sostenía fuertemente su bolso mientras caminaba apegada a la pared, el frío no era algo que le encantara a Sara por lo que aquel día había tomado su abrigo, un par de guantes, un gorro color café que para nada combinaba con su ropa y una bufanda gris, no era nada elegante pero era perfecto para el clima que azotaba a la ciudad.

― A tiempo como siempre ― le brindo una cálida sonrisa ― ¿Qué tal todo Sara?

― Con frío ― respondió simplemente casi sin mirarlo.

― Oh bueno, el clima es terrible, pero me alegro verte.

― Gracias Thomas ― susurro abriéndose paso hasta llegar a la sala principal.

Había mucha más gente de lo que normalmente recordaba y aquello le incomodaba, pero prefirió acercarse a una de las mesas con bocadillos y enfocarse en disfrutar. Al fin y al cabo, era para eso que había decidido aparecer en aquella fiesta.

La música era buena, además las personas parecían demasiado ocupadas sonriendo. Algo raro pensó Sara mientras disfrutaba de un pequeño dulce.

― Que bueno que hayas venido ― susurraron cerca de ella.

― Si bueno, parece que todos están sorprendidos con mi presencia.

― No eres de las más sociales sin ofender ― sonrió tomando un bocadillo de la mesa.

― Bueno tú tampoco ― la miro fijamente por un momento. Odiaba aquel contacto, lo consideraba algo demasiado extraño, era como si al mirar a una persona directamente a los ojos todas inseguridades salían a flote.

― Jamás note que tenías ojos azules, es raro, digo nos conocemos hace ¿Cuánto? Dos años ― decía aun con una sonrisa en su rostro.

―No es para tanto ― decía encogiéndose de hombros.

― Sí que lo es, diviértete Sara y feliz año.

― Feliz año Andrea ― asintió viendo como la chica se alejaba.

Dos años atrás había tomado la decisión de acudir a aquel grupo de ayuda y sin duda había sido una buena decisión, claro que al inicio había sido difícil, pero con el tiempo las cosas comenzaban a mejorar, o bueno eso era lo que quería creer.

Tanto Andrea como Thomas habían llegado a aquel lugar cerca de un año atrás y eran de las pocas personas con las que realmente disfrutaba compartir aquel espacio.

Todos llevamos un equipaje sobre nuestros hombros, algunos más pesados que otros, pero al fin y al cabo es un peso extra al que nos comenzamos a acostumbrar y no le vemos nada de malo, porque si todo el mundo lo tiene y aprende a manejar la situación ¿Por qué tu no? Pero cada persona maneja la presión y el peso sobre sus hombros de distinta manera y para Sara aquel equipaje se había vuelto demasiado pesado para poder ella sola y gracias a la insistencia de su madre y sus amigos había llegado allí con el firme propósito de mejorar.

No lo pensó demasiado y después de tomar un par de bocadillos más salió del lugar. 

La ciudad era un completo caos, al menos para ella que aún no conseguía acostumbrarse a un lugar tan grande como ese, había crecido en un pequeño pueblo a las afueras y toda su vida se había centrado en aquello así que llegar a una gran ciudad y más en época de fiestas le resultaba abrumador.