4. La comodidad del silencio

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4. La comodidad del silencio

Sara miraba la imponente edificación frente a ella, en su pueblo no había bibliotecas tan grandes así que tomo una bocanada de aire y trato de calmarse.

― Por dentro es aún más preciosa ― susurraba Maia mientras en sus brazos cargaba a Lara que al igual que la chica miraba el edificio.

― Yo...vaya...es...es enorme.

― Pero hermosa, anda Alice te está esperando

― ¿Ustedes? ― pregunto preocupada.

― Iremos al parque un momento ― le sonrió al notar que se preocupaba por ambas ― ve, lo harás bien solo respira profundamente y si quieres salir corriendo primero piensa en lo mucho que vas a ganar con esto, no me refiero al dinero eh ― decía divertida ― sino al enfrentarte a lo que te preocupa.

― Bien ― suspiro

― Anda amor deséale suerte a Sara ― dijo antes de que la pequeña se acercara lo suficiente a la chica y dejara un sonoro beso en su mejilla ― su magia es increíble así que ahora te ira bien ― sonrió.

― Gracias ― asintió emocionada acercándose a la pequeña y dejando un rápido beso en su mejilla. ― en especial a ti Maia...solo gracias.

― Lo sé, créeme ― suspiro viendo cómo se alejaba.

Sara sabía que era el gran momento, claro que podía hacerlo su ánimo misteriosamente había mejorado, bueno no era un misterio ya que sabía que Lara y su madre eran las responsables de aquel brote de optimismo dentro de ella.

Al entrar lo primero que noto fue a Alice, la pelirroja llamaba la atención indudablemente.

― Tu debes ser Sara ― decía saludándola

― Si, hola

― Bienvenida, la biblioteca central está atravesando un largo proceso de restauración es por eso que necesitamos personal, necesitamos organizar cientos de libros con nuevos códigos bueno la modernización de una biblioteca resulto ser más compleja de lo que pensé ― comentaba mientras caminaban por los pasillos.

Enormes anaqueles repletos de libros maravillaban a Sara.

― Yo...yo no soy... bueno no se comunicarme muy bien

― Maia menciono algo de eso, pero no lo he notado demasiado sabes, creo que te preocupas demasiado además un libro no puede juzgarte ¿o sí? ― preguntaba regalándole una sonrisa.

Si tenía toda la razón y Sara respiro aliviada, Maia tenía razón aquella chica pelirroja era una buena persona.

― Te encargaras del ala este, tenemos un montón de trabajo acumulado y es que he despedido a tres adolescentes bulliciosos que solo causaban problemas y tu apareciste como un regalo.

― No soy de causar caos ― murmuro cabizbaja

― Pues aquí eso es esencial entonces dime ¿te interesa el trabajo?

― Si, si quiero ― respondió rápidamente

― Bueno, esa es la respuesta que esperaba ― decía regalándole una sonrisa.

Cuando Maia le había hablado de Sara no comprendía demasiado de lo que le pedia, pero conociendo a su amiga y su gran corazón de inmediato movió algunas influencias para encontrarle un lugar en la biblioteca. Al parecer Maia no se había equivocado ese trabajo era para ella, bastaba con mirar la forma en la que recorría maravillada los pasillos.

― Debo...debo decirle. A ...Maia...debe...ella debe saber.

― Hey tranquila, la llamare para que puedas hablar con ella de acuerdo

Ojos de CieloWhere stories live. Discover now