Ojos de Cielo

7. Nuevo Yo

7. Nuevo Yo

Eran los primeros días de enero y de a poco la temperatura comenzaba a aumentar, la ciudad se mostraba mucho más tranquila y el final de las fiestas daba paso a un nuevo año. Sara consciente de que era una oportunidad más para seguir adelante había comenzado a hacer ejercicio. Los primeros días solo caminaba y de a poco comenzaba a trotar alrededor del parque, la nieve era mucho menos densa que días anteriores y el sol salía más a menudo algo que sin duda agradecía.

Había comenzado nuevamente con sus terapias como le había recomendado Samuel, además dormía mucho mejor, eso era bueno se repetía la chica mientras caminaba por el parque.

― No, en serio no puedo más ― decía ya casi sin aliento.

― Apenas empezamos ― susurro deteniéndose

― No puede ser, siento que llevamos como dos horas corriendo

― Hemos caminado Maia ― dijo brindándole una sonrisa. La chica parecía realmente agotada, su cabello era un desastre por lo que inmediato lo recogió en una coleta.

― Lo que sea, descansemos cinco minutos por favor.

― Claro ― asintió dirigiéndose hacia una de las bancas.

Maia y ella habían acordado comenzar a hacer ejercicio, nuevo año, nuevas metas, nuevo yo, era lo que repetía Sara, su ánimo había mejorado considerablemente y su miedo a acercarse demasiado a Maia, aunque de vez en cuando aparecía para molestarla parecía haber disminuido.

Llevaban saliendo juntas en las mañanas para caminar cerca de dos semanas y aunque Sara parecía haber encontrado su ritmo Maia aun batallaba.

― Definitivamente lo mío no es el ejercicio ― murmuraba tomando un poco de agua.

― Bueno desde que tuviste a Lara no habías salido a caminar así, supongo que debes acostumbrarte

― Tuve a Lara muy joven ― susurro ― de hecho, mis planes eran otros, pero tuve que adaptarme y créeme que estaba aterrada, pero al tenerla entre mis brazos todo desapareció y decidí enfocarme en lo positivo.

― Eso es bueno ... yo... bueno...tu nunca hablas de eso...

― ¿De mi vida antes de Lara?

― Si...

―Tu tampoco lo haces ― le brindo una sonrisa sabiendo que al igual que ella Sara sentía curiosidad por saber más de ella.

― Crecí lejos, mi familia no era...no era buena...papá era un militar retirado y tenía cierta disciplina en casa...yo nunca...me adapte...yo soy así...callada sin mucho que compartir...a él le molestaba eso. Tengo dos hermanos Ashley y Robert, no he sabido nada de ellos y es mejor así. Ellos si eran un orgullo para la familia yo no...tiempo después mamá por fin pudo sacarme de ahí y nos fuimos al campo, era hermoso estar allí ― decía iluminándose su mirada ― éramos ella y yo... y era muy feliz, pero mamá quería algo grande para mí, por eso vine a esta gran ciudad ― comentaba mirando los edificios a su alrededor. ― estudiaba literatura en la universidad pública, pero no pude más. Estaba tan sola, tan lejos de mamá que de a poco me fui apagando. Ya no se sentía bien, ya no era yo y claro que mamá se preocupó y junto a unos amigos insistieron en que buscara ayuda. Así llegué al centro de apoyo y bueno comencé con terapias y sesiones grupales un tiempo después, créeme ha ayudado mucho, pero es una lucha diaria.

― Gracias por contármelo, sé que no debe ser fácil hablarlo.

― Confió en ti ― dijo rápidamente.

― Y yo en ti Sara, eres increíble de verdad y desearía que tú te veas de la misma manera.

― Estoy comenzando a hacerlo