20. Retroceso

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Fix You - Coldplay

20. Retroceso

¿Has sentido que avanzas un paso y retrocedes dos? Bueno sucede más de lo que imaginas y es que cada persona lleva una lucha diaria contra sus propios demonios. Cada día es una batalla en contra de lo que temes y puedes ganar o perder.

Sara miraba a Lara quien practicaba para su último examen, el segundo ciclo de sus clases de lenguaje de señas estaba a punto de terminar y para ello debía pasar una última prueba. Lara era bastante aplicada y aprendía rápido sin embargo había nuevas palabras y nuevas maneras de expresarse, algo que sin duda la confundía.

― Hola peque ― susurro Sara acercándose a la pequeña ― ¿Por qué el ceño fruncido?

"Esto es muy difícil" ― dijo utilizando sus manitos.

― Se nota, pero puedo ayudarte ¿quieres?

"Si por favor" ― dijo asintiendo su cabeza rápidamente.

Sara no era una experta en lenguaje de señas sin embargo había pasado los últimos meses estudiando mucho, leía durante sus tiempos libres y pedía ayuda a las profesoras del centro. Jamás se había sentido tan comprometida con algo y es que deseaba más que nada poder ayudar a Lara. Ahora la pequeña escuchaba, no al cien por ciento, pero los sonidos eran mucho más familiares para ella. Habían sido meses de intenso trabajo, terapias, doctores, etc. Maia estuvo a su lado en cada proceso y estaba feliz de ver a su pequeña mejorar su calidad de vida.

― Lo haces realmente bien ― comentaba sonriendo ― de seguro pasaras esa prueba peque ― ambas continuaban practicando sin siquiera percatarse de que Maia las miraba del otro lado de la habitación

― Mis chicas favoritas ― susurraba con una sonrisa en los labios ― linda tengo que ir a trabajar, regreso en un par de horas.

― Oh bien ― asintió Sara ― cuidare bien de Lara lo prometo

― Sé que lo harás bien ― sonrió ― confiaba plenamente en Sara y es por eso que ahora ella quien se quedaba en las noches con la pequeña. Se había convertido en una pequeña rutina que tan siquiera notarlo ahora era parte de su día a día.

― Hazle caso a Sara amor mío ― dijo dejando un beso sobre la mejilla de la pequeña quien asintió regalándole una sonrisa.

Maia se colocó su abrigo y observo una vez más a Sara y su pequeña ambas se mantenían en silencio sonriendo ¿Qué tanto transmitían sus ojos? Porque era eso lo único que bastaba para que ambas supieran lo que la otra necesitaba. Era absolutamente increíble.

Al salir a la calle una suave brisa golpeo su rostro. Hace días buscaba un lugar mejor para trabajar, pero, ¿Quién contrataría a alguien que solo termino el colegio? Cuando Lara había llegado a su vida su carrera universitaria había quedado en segundo plano sin embargo Marcus siempre había insistido en que la terminara, que é la apoyaría en todo, pero el destino tenía otros planes. Siendo madre soltera debió adaptarse a su realidad y conseguir un trabajo para mantener a su pequeña. Alice siempre había sido su gran ayuda, pero sentía que debía hacer más, que debía buscar la manera de darle todo a Lara.

¿Cuántas veces había tenido que trabajar horas extras? Ya ni siquiera lo recordaba, lo que si recordaba era su desesperación al llegar el fin de mes y ver que ya casi no quedaba comida, que las cuentas nuevamente comenzaban a llegar y debía ajustarse a aquello.

Impotente, inútil así se sentía cada fin de mes ¿Cómo era posible que no pudiera darle a su hija todo lo que merecía? ¿Qué clase de madre era? Esos eran los pensamientos que la atormentaban mientras caminaba hacia la cafetería.

Ojos de CieloWhere stories live. Discover now