Megan Howlett irradia misterio por cada poro de su cuerpo no solo por los secretos que oculta a quienes la rodean, también por su forma de ser.
Es la clase de chica con la que nadie debe involucrarse porque nunca entregará su corazón. No busca que l...
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La luz que entraba por una pequeña separación de las cortinas la obligó a abrir los ojos, a su lado dormía Kat, se habían quedado dormidas después de una larga charla hasta altas horas de la madrugada. Megan trató de levantarse en total silencio para no despertarla, el pie aún le dolía, para evitar hacer ruido bajó despacio con la ropa de dormir aun puesta. Al bajar las escaleras se topó de frente con Rita, le llamó la atención que estuviese cantando tan alegre mientras quitaba el polvo con el plumero.
—Buenos días, señorita.— Sonrió alegremente.
—Buenos días, Rita.— Le devolvió la sonrisa sorprendida y se metió a la cocina por un café.
Al abrir la puerta todo comenzó a tener sentido para ella; en jeans y sin camisa, con el delantal puesto estaba Lucas preparando el desayuno.
—No entiendo, cuando yo preparo el desayuno se pone como loca, y ahora que estás tú ensuciándolo todo se pone a cantar de lo mas feliz.
—Es que nada tiene más poder que la cara bonita y la voz sexy de un latino, nena. — Le dio una probada de lo que estaba haciendo.
—Mmm, ¡arroz con leche!, hace mucho tiempo que no comía.— se sirvió una taza de café.
—¿Podemos probar nosotros también? —Eric y Mike entraban por la puerta de la cocina.
—¿Arroz con leche o café? —preguntó Lucas.
—Para mí arroz con leche, creo que no he vuelto a probarlo desde que éramos pequeños, mi hermana habla mucho de tus dotes culinarias, quiero saber si es verdad o son exageraciones nada más. Sírvele a Mike lo que quiera, voy a buscar los papeles al despacho.
—Para mí un café está bien.
Lucas notó como la observaba en cada paso que daba, y llamó su atención como Megan trataba de disimular una sonrisa. Él sabía muy bien que a Megan no le gustaba coquetear con los hombres, pero su comportamiento con este hombre en particular era diferente.
Le sirvió un café y dispuso sobre la mesa de la cocina un plato con tostadas, mantequilla y mermelada. Se sentó frente a él, y el hecho de que no le quitara los ojos de encima la hizo sonrojar, eso dejó a Lucas más sorprendido, nunca había visto a Megan sonrojarse por nadie.
—Nuestro primer desayuno juntos... —le dijo sonriendo en voz baja y esa fue la confirmación que Lucas necesitaba para saber que aquellos dos tenían algo.
—Veo que esto va en serio amigo, ella no desayuna. —Lucas se acercó a la mesa y sirvió el desayuno para él y Eric.
—Lucas, ¿no tienes nada que hacer por otro lugar de la casa?
—Ya... Voy a distraer a tu hermano; tienen cinco minutos.
Bastó que Lucas saliera de la cocina para que la tomara en sus brazos.
