Capítulo XVI - Señor y señora Banner

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Abrió los ojos con pesadez al oír el tono de su móvil.

—Hola. —dijo sin mirar de quién se trataba.

—Buenos días. ¿Aún duermes?

—Dormía. Hasta que tú me interrumpiste. ¿Qué quieres Eric?

—¿Cómo está todo allí?

—Genial.

—¿Mike?

—No tengo idea. —se volteó en la cama y en el lugar de Mike encontró una rosa roja con una nota. La tomó y se sentó en la cama. —Debió levantarse temprano, debe estar por ahí con Charlie y Odín.

—¿En serio se llevan bien?

—Tan bien que me asusta.

—Lamento arruinarles la luna de miel pero quería avisarte que papá llegará el lunes en la tarde.

—Ok. Ya sabía que no llamabas para nada bueno. Estaremos llegando por la mañana.

—Nos vemos, salúdame a Mike.

—Adiós Eric. Nos vemos mañana.

Dejó el móvil sobre la mesa de noche y suspiró melancólica al darse cuenta de que aquel era el último día de sus improvisadas vacaciones.

Abrió la nota y sonrió al leerla.

"El verdadero amor no es el amor propio, es el que consigue que el amante se abra a las demás personas y a la vida; no atosiga, no aísla, no rechaza, no persigue: solamente acepta."

Se levantó de la cama, tomó la rosa y bajó descalza aún con la ropa de dormir al encuentro de su romántico acompañante, ¿lo escuchaba cantar en la cocina?... Se acercó lentamente y escuchó sin hacer ruidos. Llevaba ropa deportiva, los auriculares puestos y cantaba "Thinking out loud" mientras preparaba el desayuno, y a pesar de que su voz no era la de Ed Sheeran, aquella canción sonaba más dulce en sus labios. Se quedó parada en la puerta con una sonrisa que no pudo disimular sintiendo el aroma de la rosa fresca. En puntillas se acercó a él tratando de que no se diera cuenta, pero cuando se acercó...

—No pensarás asustarme, ¿verdad?

Se volteó y la besó empujándola contra la mesa.

—¿Cómo?...

—Te vi por el reflejo de la ventana.

La levantó en sus brazos y la sentó sobre la mesa.

—Espera...

—Tranquila, estamos solos.

—¿Solos?

—Sí, Charlie se quedó en la casa mientras Odín y yo salimos a correr muy temprano, luego se fueron a cazar el almuerzo.

—¿Y me dejaron sola contigo?

—¿Tienes miedo de que te haga algo malo? —preguntó sonriendo mientras recorría con sus labios su cuello, sus hombros...

—En realidad, lo que me preocupa es que no hagas nada malo.

—Lamento decepcionarte, pero no pasará nada, al menos no antes del desayuno, recuerda que ayer casi no probaste bocado.

—Maldita manía de usar tu poder sexual para sobornarme. —bajó de la mesa y se sentó a desayunar. —Me ha gustado el regalo.

—Tengo otro regalo para ti, desde hace un par de días, pero aún estoy pensando si en realidad te lo mereces. —Lo miró desconcertada. —Tranquila, te lo daré cuando regresemos. —le dijo y le obsequió una sonrisa.

Ángel de mis demonios - T E R M I N A D AWhere stories live. Discover now