Capítulo XVII Parte 2 - Secretos, mentiras y más mentiras.

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Despertó más tarde y aún sentía los dedos de Mike jugando en su cabello

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Despertó más tarde y aún sentía los dedos de Mike jugando en su cabello. Levantó la vista y lo vio pensativo observando el techo de la habitación.

—¿No has dormido?

—No. No quiero dejar de verte ni por un segundo.

—¿Qué hora es?

—No sé, las tres o cuatro de la madrugada.

Se sentó a la orilla de la cama.

—Tengo hambre.

—Bajaré a prepararte algo.

—No, iré contigo. Me duele el cuerpo, ya no quiero estar acostada y el efecto de los calmantes ya ha pasado.

Bajaron a la cocina y él comenzó a preparar un sándwich para los dos mientras tarareaba aquella canción.

—Mike.

—Dime.

—Tu voz suena en mi cabeza una y otra vez. No puedo pensar en otra cosa.

—¿Y eso es malo? —le sonrió.

—No, en este momento es lo único que me saca de la realidad.

Dejó el cuchillo con el que estaba preparando el sándwich y la tomó de la mano.

—¿Qué haces?

—Tengo una idea algo loca.

—¿Qué?... —la jaló de la mano hasta el piano y se sentó junto a ella en la banqueta.

—Toca para mí.

—No puedo.

—Claro que sí. ¿Recuerdas el día que tocaste para mí aquella sonata de Beethoven?

—Sí, pero fue diferente...

Colocó sus manos en el rostro de Megan y lo levantó hasta ver sus ojos.

—¿Lo harías por mí?, solo para mí, para nadie más. Solo piensa que no hay nadie más que tú y yo en este mundo. Solo estamos los dos.

Tomó la cinta de su bata de cama y la quitó con sutileza, ató con ella sus ojos y le susurró al oído:

—Aquella melodía también suena en mi cabeza desde que la tocaste para mí aquel día.
Toca para mí que yo cantaré para ti, y esta melodía será la que nos saque a los dos de este mundo cada vez que lo necesitemos.

Las notas se acoplaban perfectamente a su voz, como si se hubieran creado para ser una sola. A Megan le sonaba majestuoso junto al sonido del piano, se le puso la piel de gallina y una sonrisa se dibujó en su rostro al notarlo.

Mike deslizó su mano por el brazo de Megan suavemente haciendo que una pequeña carcajada saliera de su boca. Levantó la mirada y sobre las escaleras vio a Miranda y Sebastian observándolos.

Ángel de mis demonios - T E R M I N A D ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora