Capítulo XV - Entrenar para olvidar

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Despertó sin saber dónde estaba, la cabeza le dolía y un fuerte olor a humedad y encierro invadió su nariz, sintió en su boca el sabor metálico de la sangre

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...Despertó sin saber dónde estaba, la cabeza le dolía y un fuerte olor a humedad y encierro invadió su nariz, sintió en su boca el sabor metálico de la sangre. No podía ver, algo cubría su cabeza, escuchaba el murmullo de personas pero no lograba distinguir lo que decían, sintió una mano fría tocar su cuello y un escalofrío recorrió su cuerpo.

—Vamos, yo sé que me deseas tanto como yo —Reconoció la voz inmediatamente.

Sintió el sudor caer por su rostro, el corazón le palpitaba descontrolado y un dolor en el pecho le provocaba una sensación de ahogo.

Él quitó violentamente el saco de su cabeza y se paró delante de ella quien levantó lentamente la mirada con miedo, se inclinó a su altura y pasó su mano por su mejilla.

—¡Eres tan bonita!, creo que jugaré un poco contigo antes de devolverte.

Quitó la mordaza de su boca y pasó su pulgar por sus labios.

Encolerizada mordió con fuerza su dedo y forcejeo para desatarse de la silla, ya no soportaba que aquel tipo la tocara, la mano de aquel hombre se estrelló con todas sus fuerzas en su cara. Una mezcla de dolor, furia y miedo la invadió y poco le importaba ya lo que hiciera con ella.

—¡VOY A MATARTE HIJO DE PUTA!

Él rió al escucharla y sacó el arma de su cintura, para luego apuntar a su cabeza.

—Me gustan las perritas difíciles.

—¡Hazlo, mátame! Porque si no lo haces, seré yo quien te mate.

Volvió a reír.

Bajó el arma lentamente por su mejilla, su cuello y la deslizó lentamente por su escote. Su respiración se aceleró más, forcejeó para liberar sus manos pero no logró nada.

Él solamente reía complacido y ella quería borrar aquella sonrisa de su horrible rostro.

Continuó bajando el arma siguiendo la línea de sus pechos, bajó por su vientre y se detuvo en su entrepierna.

—Yo sé que lo deseas, pórtate bien, verás que te gustará.

—¡Muérete pedazo de mierda! —le gritó y escupió su cara.

Quitó el arma de su entrepierna y la apretó en el interior de su muslo izquierdo.

—Te voy a enseñar a ser una niña buena.

Dijo y disparó...

Dijo y disparó

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Ángel de mis demonios - T E R M I N A D AWhere stories live. Discover now