Capítulo IX Parte 1 - El primer demonio de Meg

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 Megan yacía recostada sobre un colchón de hojas de otoño con el cálido sol en su rostro, el viento soplaba ligeramente moviendo las hojas de los árboles

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... Megan yacía recostada sobre un colchón de hojas de otoño con el cálido sol en su rostro, el viento soplaba ligeramente moviendo las hojas de los árboles. Sobre ella con el torso desnudo se encontraba la causa de sus más ardientes deseos, besando sus labios, su cuello y aventurando sus manos en su cuerpo. Pasó su mano por debajo de su cintura y la acercó aún más a él.

—Serás mía... Aquí y ahora. —le susurró al oído.

—Sí.

Pídemelo. —volvió a susurrar.

—Hazme tuya, aquí y ahora. —cerró los ojos y se entregó a la calidez de sus besos...

Abrió los ojos con dificultad, la cabeza le dolía como si fuese a explotar

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Abrió los ojos con dificultad, la cabeza le dolía como si fuese a explotar.

—¡¿Qué diablos?! —solo era un sueño... Por primera vez en mucho tiempo había tenido un sueño.

Sonrió aun excitada. Se tapó la cara con la almohada y gruñó. Se levantó a duras penas y miró la hora en su móvil, eran las 8:10; no había escuchado llegar a los chicos en la madrugada y eso le pareció extraño.

Kat no había dormido en su cama, pensó que seguramente había pasado la noche con Paul. Era comprensible; no querría cruzarse en su camino después de lo que había hecho en la noche. Se metió al baño, se quitó la ropa y entró en la ducha.

Al salir del baño abrió su ventana aún envuelta en la toalla, el día estaba gris, el aire soplaba más frío. Buscó entre su ropa algo apropiado, esa mañana se le hacía más difícil escoger; tomó una blusa de mangas largas color vino y una pollera muy corta gris oscura, un par de zapatos cerrados negros.

«Me pregunto si será lo adecuado para el desayuno. Kat es la experta en esto, pero después de lo que hizo anoche, no pienso consultárselo», dio un último vistazo al guardarropas, y eligió entre los lentes de sol unos Ray Ban oscuros que aún llevaban puesta la etiqueta, cepilló su cabello que caía como una cortina hasta la curva de su espalda, por último le dio un poco de brillo a sus labios.

Bajó las escaleras.  La casa estaba en total silencio, caminó hacia la cocina por un vaso de agua; Eric estaba sentado leyendo el periódico. La observó mientras bebía de su taza de café.

Ángel de mis demonios - T E R M I N A D AWhere stories live. Discover now