Capítulo XIV - ¿Echar un polvo o hacer el amor?

864 114 46
                                    

Llegaron a la casa de campo cuando los primeros rayos del amanecer comenzaban a iluminar el cielo. Mike durmió todo el camino recostado sobre las piernas de Megan y ella se pasó todo el tiempo admirándolo, cuando se detuvieron en la entrada de la casa se incorporó en su asiento.

—Buenos días bello durmiente.

—Buenos días princesa.

Bajaron del auto y entraron a la casa.

—Cuando dijiste que era una casa de campo creí que era algo más... Pequeño.

—Ya te había dicho que mi padre es un exagerado; y cuando me confina del mundo, trata de que sus calabozos se parezcan más a un castillo de princesas que a la prisión que realmente son.

—Pues a mi me gusta.

—Esa es la idea.

—¿Me muestras el lugar?

Megan volteó los ojos y le tomó la mano. Él tenía razón. El lugar era maravilloso, pero le traía recuerdos de cosas que preferiría olvidar.
Caminaron por el lugar; la casa además de enorme y lujosa contaba con un gimnasio completamente equipado, una piscina climatizada, un establo con algunos caballos, estaba rodeada de un extenso bosque y lo más importante, ni un alma humana a kilómetros de distancia.

—Bienvenido al paraíso —bromeó luego de mostrarle todo el lugar. —Pasarás aquí los tres días más activos de tu vida, ahora descansa un par de horas, luego no tendrás tiempo.

Cerca del mediodía se escucharon ruidos de motores, Gerard y sus guardias llegaban con los tres automóviles y una camioneta con las cuatro motocicletas que Megan pidió.

Megan salió a recibirlos, Charlie detrás de ella, le entregó el maletín con el dinero y junto a Odín ayudaron a bajar las motocicletas.

—Aquí tienes. Todo en orden y tal cual lo has pedido. No hay ni rastros de ti en ellos. —dijo mientras bajaba del Honda rojo.

—Eres un encanto, Gerard —pronunció con una sonrisa.

Megan extendió su mano y él depositó la llave delicadamente ella, deslizó su mano por su brazo izquierdo y bajó hasta alcanzar el maletín, la tomó por la cintura y luego de acercarla a él le dio un beso en cada mejilla.

Megan retrocedió dos pasos. La forma en que Gerard la miraba, la manera en que la tocaba ponía todo su cuerpo en alerta.
Aunque nunca se había propasado con ella, ni tampoco había avanzado más de lo que Megan le permitía, había algo en aquel hombre que no le gustaba.

—Si fueras mía chère (1), tendrías mucho más que esto.

—Gerard... Ya tengo mucho más. —le susurró al oído —No hay nada en este mundo que tú me puedas ofrecer que yo ya no tenga.

—¡Pero no me tienes a mí, mon amour! (2)
Pero ya sabes, cuando te aburras de tu osito de peluche estaré aquí esperándote.

—Pues siéntate entonces. Porque vas a tener que esperar mucho tiempo.

Gerard dejó escapar una carcajada; volvió a besar la mano de la chica y luego de hacer una reverencia, subió junto a sus guardaespaldas en la camioneta y se marcharon. Megan sonrió mientras los veía alejarse y al darse vuelta para volver a entrar a la casa se encontró con la figura de Mike recostada en el marco de la puerta.

—¡En realidad eres una zorra! —escupió antes de meterse a la casa enojado.

Megan caminó detrás de él junto a Odín y Charlie.

—Espera. —dijo riendo al oírlo. Se veía furioso, pero a ella eso le resultó encantador.

—¡Te he dicho que no me gusta ese tipo, y te veo coqueteando con él!

Ángel de mis demonios - T E R M I N A D AWhere stories live. Discover now