XX

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Cuando Anthony y sus hermanas llegaron a casa en la madrugada, olieron con desagrado la peste a alcohol que había en su salón, donde se encontraron la botella de whisky vacía y tirada en la alfombra, al igual que un jarrón y unos cuantos adornos rotos y esparcidos.

...-Es la primera vez que papá hace esto, jamás había bebido tanto, ¿Qué habrá pasado?-preguntó preocupada Anne recogiendo los trozos del suelo.

-¿Aún lo dudas hermana? pues seguro que Adrián le habrá dicho cualquier barbaridad- dijo Anthony girándose para irse a su habitación.

- Ay Anne, eres una exagerada...no pasa nada, nosotros bebemos alcohol cada fin de semana y no es para tanto....porque un día papá se dé el gusto de hacerlo no se acaba el mundo, mañana ya estará como siempre, no te preocupes tanto-dijo Alice siguiendo a su hermano.

Sin embargo esta no estaba tan tranquila como sus hermanos, ya que sabía que su padre estaba mal pero no solo por Adrián, sabía que sufría mucho por Louis y por todo lo que sentía.

Ella lo sabía de buena gana, porque desde que había conocido a Brian, notaba lo fuerte que era y lo que significaba ser destinado.

Por lo que su padre le había dicho, estaba convencida de que este y Louis lo eran también pero no estaban juntos y realmente era muy triste pero ella sola no podía luchar contra todo, se sentía una frágil hormiguita ante el zapato de un gigante.

La joven finalmente llevó los trozos de los objetos rotos y los echó en la basura, luego subió las escaleras y se acercó a la habitación de su padre, donde éste estaba tirado en su cama, con la ropa aún puesta de todo el día.

Anne suspiró con pesar y a continuación se acercó, entonces le quitó los zapatos y luego cogió una manta del armario para taparlo, después le acarició la cabeza y le dio un beso en la mejilla.

- Que descanses papá...siento mucho todo lo que te está pasando, ojalá todo esto se acabe pronto.

(...)

Adrián fue dado de alta tras una larga semana en el hospital, tenía su pierna escayolada y llevaba un corsé para las costillas pero ya no había rastro de golpe en su cabeza y del resto estaba perfectamente.

Por el contrario, Harry estaba mucho peor, el alfa sentía un vacío tan grande en su interior que le era imposible respirar, además de una tristeza tan desmesurada que le era impensable vivir sin querer morirse.

El alcohol había tomado ya una parte importante en su vida y copa a copa, el ojiverde intentaba llenar ese inmenso desasosiego que lo invadía y olvidar ese increíble pesar que jamás pensó padecer.

Debido a esto, la relación con sus hijos se enfrió mucho, hasta tal punto de que Anthony decidió irse una temporada con Liam pues ya no soportaba ver como su padre se ahogaba en whisky, impotente ante las miradas y palabras de reproche y veneno que Adrián y Alice le daban constantemente.

Él era igual de cobarde que su padre, por lo que prefirió desentenderse, aunque admiraba a su hermana Anne, ya que ella era la única que lo defendía e intentaba ayudar a su progenitor, ante sus hermanos y la bebida, evitando que lo destruyese más.

Un mes pasó y Adrián nuevamente acudió al hospital para sacarse la escayola de su pierna.

...-Bien muchacho, apoyala en el suelo y sujetate de la barra-le ordenó el médico.

El joven alfa lo hizo pero rápidamente se sentó.

-Me duele mucho, no puedo...no puedo, esto es una mierda.

—Inténtalo, por favor.

—¡Ya le he dicho que no puedo!—gritó furioso.

El médico suspiró con resignación.

-Adrián, el hueso ya está soldado... Tu pierna está recuperada, solo está débil y adolorida pero tienes que hacer un esfuerzo—le habló intentando hacerle razonar—... Debes ir a rehabilitación y a un fisioterapeuta para que te de masajes y verás que pronto estará perfecta pero tienes que colaborar.

Mientras tanto, Harry observaba en silencio desde una esquina de la consulta, este tenía un fuerte dolor de cabeza y una resaca del trece, por lo que estaba deseando que aquello terminase para irse a casa y tumbarse un rato, antes de pasar por la oficina pues tenía una reunión a la que no podía faltar.

El médico finalmente les dio las señas de un fisioterapeuta muy competente, que colaboraba con el hospital desde su consulta y también dio orden para que pidiese ir a rehabilitación para empezar con ella cuanto antes.

El camino a casa fue como el resto del tiempo pasado entre Harry y su hijo pero con una diferencia, ya que cada vez, al alfa mayor le importaba menos lo que su hijo le dijese e hiciese.

Y es que ya había tirado la toalla, tanto con sus hijos, como con su vida en general pues estaba seguro que sin Louis, no tenía sentido, solo tenía un rayo de luz en toda aquella oscuridad y esa era Anne, la única que lo hacía levantarse y no caerse al profundo abismo.

Al llegar a su casa, los dos salieron del coche, Adrián se apoyó en las muletas para caminar delante suyo y sentarse en el sofá, Harry por el contrario dejó su abrigo y subió las escaleras hasta su habitación, se tiró en la cama y se quedó profundamente dormido, olvidándose de todo.

...-Papá...papá...despierta, ¿qué haces aquí?, ¿no tenías una reunión a las tres?—escuchó mientras era tironeado.

Anne había llegado del Instituto y había ido a despertarlo, después de haber visto su abrigo y su portafolios en la entrada.

Harry se removió y de repente levantó la cabeza.

-Oh no, ¿qué hora es hija?-preguntó confuso.

-Papá son más de las cuatro... la reunión, ¿te acuerdas?, era a las tres ¿no?-volvió a decir la omega.

-¡Oh joder!, ¡Maldita sea!, ¿y mi móvil?-gruñó el alfa incorporándose rápidamente.

La chica lo encontró tirado en el suelo, este estaba en modo silencio y había más de veinte mensajes de su secretaria.

-¡Mierda!, ¡joder!, ¡estoy muerto!, esa reunión era muy importante, ¡mis socios van a colgarme de las pelotas!.

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6. Mi verdadero alfa.- L.S.-Omegaverse.💗 Terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora