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Se le estaba llendo de las manos, total y completamente. Honestamente creía que hacer que Andrew confesase ser un espía de Saporia (porque obvio que tenía que ser Saporia) sería más fácil. En cambio, ahí estaba ella, subida a un taburete con los brazos extendidos, mientras dejaba que un montón de tontas adolescentes le tomasen las medidas para su vestido de novia (o fingian hacerlo) mientras cotilleaban del tema de moda desde esa mañana: El brujo llegaría al castillo.

Trató de hacer oídos sordos a todas las locuras que esas chabacanas soltaban por sus boquitas pintadas de carmín, las cuales tendrían que tragarse todas sus palabras en pocas horas, cuando tuvieran al "brujo" ante ellas y giró su mirada hacía ventana abierta de par en par, hacía el cielo. Ella también pensaba en Varian, en como la miró al darle la enhorabuena por su compromiso, lo desolado que se veía el día anterior.

¿Te importo?

Esa maldita pregunta casi no la deja pegar ojo, y no por la respuesta, que sabía perfectamente bien que era afirmativa (se conocía bastante bien a si misma, no necesitaba ayuda, gracias), si no por el hecho que de Varian tuviera tan interiorizada la idea de que nadie movería nunca un dedo para ayudarlo, lo suficientemente para que no termine de creerlo cuando sucede, tanto que ni siquiera pueda dar las gracias de la sorpresa. Nadie debería vivir así, pero Varian lo hacía y lograba salir adelante de una forma que ella no tenía idea de como. No todos eran capaces de aceptar sus fallos y superarlos como él lo hacía. Una pequeña parte de ella le admiraba también, aunque la única vez que lo demostró fue cuando le dio a Varian el primer premio en la exposición de ciencias, ese sentimiento seguía ahí.

¿Te importo?

Sí, por supuesto. De hecho le importaba y le preocupaba tanto lo que pudiera estar sucediendole, que había traspasado una barrera que para ella era de las más importantes. Por él y su seguridad, había enviado a Owl esa misma mañana para espiarle. Era una violación total y completa a los derechos y la privacidad de Varian, lo sabía, él seguro la odiaría si llegaba a enterarse, también. Pero viéndose entre la espada y la pared como era el caso, lo haría una y mil veces. En especial teniendo en cuenta el traspies de la princesa.

El caso es que seguía mirando hacía la ventana y por mucho que lo hiciera, Owl no regresaba. Su fiel animal nunca se solía tardar tanto.

- Serás una novia hermosa, pequeña -comentó Lydia, la mayor de la estancia, en un tono que quería decir que por dentro quería terminar la frase con un "lastima que para ese cenutrio". Y Cassandra no pudo evitar sonreír.

Lydia tenía una rebelde pero suave al tacto melena negra ondulada que lucia en una trenza de espiga abierta y unos ojos marrones que si bien no eran del color más bonito del mundo, llamaban la atención por lo abiertos que estos eran a su alma. Había nacido en la pobreza extrema de Vieja Corona, sus padres, pudiendo mantener solo a un hijo, escogieron a su hijo varón y a ella la vendieron al castillo. Tenía solo cinco años cuando se convirtió en la compañera de juegos y "mejor amiga" del por aquel entonces príncipe Frederic, junto con otro sirviente que en tiempos actuales sería su marido, si no fuera porque las mismas fiebres que afligieron a la reina Arianna durante su embarazo también la tomaron con él. Murió irremediablemente. Nadie se preocupó por ese sirviente, el rey le dio la espalda al que había sido su "gran amigo" de infancia, y en muerte terminó en una zanja, pero a pesar de su horrible final Lydia no había dejado de amarle. Y se habría vengado, si en silencio la mujer no hubiera considerado suficiente castigo el hecho de que la princesa Rapunzel fue secuestrada el día después de su nacimiento, rompiendo el corazón de Frederic en mil pedazos. Ambos habían perdido al ser que más amaban esa noche, la diferencia era que Lydia jamás iba a recuperar a su prometido ni a los hijos que podrían haber tenido juntos, pero se había resignado a la realidad hacía mucho tiempo y el día que Rapunzel volvió, se limitó a alegrarse por su ex amigo y su esposa en la distancia, uniéndose a la alegría del reino. Olvidada, pero feliz, pues había pasado página... Olvidada, tal vez no tanto, pues ahora que Cassandra se casaba ya no podría ser más la dama de compañía de Rapunzel y Frederic no quiso hablar de otra sustituta en ese trabajo tan importante, que no fuese la buena y fiel de Lydia.

A Cassandra le encantaba la compañía de Lydia, porque primeramente había sido la madre que nunca tuvo, pero después también porque ella le recordaba a Varian, y es que el joven alquimista había salido a ella en la mayoría de los aspectos, tanto en físico, como en personalidad. Sí, Quirin era el hermano que sus padres eligieron sobre ella hace tantos años. Varian era el sobrino de la mujer. Y aunque ambos nunca habían tenido contacto real, Lydia se había prendado de Varian desde la exposición de inventos. Ella había estado entre el público, pero la emoción la embargó ese día. Salió corriendo con lágrimas en los ojos y musitando el nombre de Quirin nada más Varian se presentó en el escenario. El chico era idéntico a su hermano mayor el día en que tuvo que dejar a su familia para siempre. Con solo cinco años, había sido muy pequeña, casi ni se acordaba, pero al ver a su sobrino por primera vez ahí subido, los recuerdos y los sentimientos volvieron a aflorar en ella. Y así fue como se enteró de que era tía.

Después de eso, tuvo muchas oportunidades de acercarse a él, porque era amigo de la princesa Rapunzel y solía dejarse caer por el castillo, pero nunca el valor para hacerlo y decir: "Hey, jovencito, ya se que no me conoces, de hecho si nos ponemos quisquillosos, yo tampoco te conozco a ti, pero soy tu tía". No. Que vergüenza. Pero ahora que él viviría en el castillo... Pues no iba a desaprovechar la oportunidad.

- Lydia, ¿tú estás en pro o en contra de que el brujo venga al castillo? -se interesó una de las adolescentes.

- Marta se muere del miedo -comentó otra entre risas.

- ¡No es verdad! -se defendió la tal Marta- Bueno... tal vez.

- Que envidia Cassandra, tendrás un marido que te defienda de él.

- Volved al trabajo -fue lo único que Lydia contestó, casi gruñendo.

Y el brillo de expectación en sus ojos marrones fue lo último que vio Cassandra, antes de que un exquisito velo blanco cayese sobre su cabeza, el cual terminaba a la misma altura del collar que Varian le regaló, dejándole una vista borrosa.

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Este es un capitulo cortisimo, lo sé. La razón es algo llamado "estoy cagadisima del miedo por los exámenes JAJAJAJAJA". Asi que por eso he escrito este poco, para dejar constancia de que no he muerto y, además, para presentar al personaje de Lydia, la cual ha sido creada a partir de la estructura de uno de mis personajes de ficción favoritos: Chiyo/Sayuri, protagonista de Memorias de una Geisha. La amo tanto como amo a Varian y en lo profundo de mi kokoro espero que a él le llegue a ir tan bien como a ella, a pesar de las constantes y fuertes patadas en el estomago que les da la vida, plz.

Hace mucho tiempo que quería crear a Lydia y ella será muy importante en la vida de Varian. ¿Puede el amor y el candor de una tía ser suficiente para que nuestro bebé no se vuelva villano? Buena pregunta, esperemos a ver cual es la respuesta XD

Dejame ayudarte a olvidarme (Cassandra x Varian)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora