27

510 50 14
                                    

Rapunzel permaneció despierta, era incapaz de dormir. Miró fijamente las tijeras. La decisión de su padre, sus pesadillas, Varian muerto.

No.

Por fin se levantó y se quitó los restos de lágrimas con decisión, no sabría cuanto tiempo llevaba ahí parada, pero ya era el momento de hacer algo. Si alguien quería llevarse a su amigo, tendría que pasar por sobre ella primero. Pero tenía que pensar con cabeza fría primero, no podía hacerlo sola.
Observó a su novio, en algún momento Eugene se había dormido mientras trataba de darle apoyo, no le culpaba, pero debían actuar rápido. Le tocó el hombro para despertarle.

— Eugene, Eugene, deprisa.

— Ugh... —el ex-ladrón se encontraba plácidamente dormido en el suelo, y le costó un poco volver a conectar el cerebro— ¿Qué hago aquí?

— Te dormiste —esclareció ella, como si el hecho de que su novio estuviera durmiendo en el suelo de su habitación fuera lo más normal—. Vamos, no es momento para eso, sacaremos a Varian de aquí.

Con esa última frase, él lo recordó todo de repente y se levantó asintiendo de forma estoica. Si podía evitar que matasen a un niño, haría el intento.

— Esa es mi rubita, ¿qué tenías pensado?

— Escabullirnos mientras aun oscurece —dijo ella, sería.

— ¿A dónde iríamos?

— Lejos —contestó ella simplemente—, lo más posible, no hay tiempo para planear un viaje. Vamos, busquemos a Cassandra, a Harry también, necesitaremos reclutar ayuda.
— Creo que tu Reserva ya se adelantó —les sobresaltó una voz muy conocida para ella, lo que hizo que sonriera aliviada, pero totalmente desconocida para él, lo que le hizo sobresaltarse—. Permitidme unirme a la fiesta.

Mérida saltó dentro de la habitación por el balcón, como si lo hiciera todos los días, y se paseó como Pedro por su casa, con el carcaj al hombro y el arco a la espalda.

— Bonito castillo, pero creo que es demasiado cargado para mi gusto.

— ¡Merida! —la rubia corrió a los brazos de la otra Guardiana— ¿Qué haces aquí?

— Ya te lo dije, ese chico Reserva tuyo buscaba ayuda.

— ¿Varian está despierto?

— Cuando le dejé con Jack así era, al menos.

Un sonido de tos falso las interrumpió a ambas.

— Perdón, pero, ¿quién es ella? —cacareó Eugene.

Mérida cerró la boca y dejó que Rapunzel se encarga de las presentaciones.

— Ah, Eugene, recuerdas que Varian me estaba ayudando con algo... —ella tanteó el terreno, él asintió— Bueno, ella forma parte del plan. Es Mérida, princesa heredera de las Highlands. Mérida, él es mi novio, Eugene.

— Heredera solo si me caso, lo que nunca pasará —aclaró ella mientras extendía una mano hacía él para estrecharla y él le devolvió el gesto algo sorprendido, soltó un quejido cuando ella apretó, tenía realmente mucha fuerza—. Encantada de conocerte por fin.

— T-tanto gusto —dijo él hacía la redonda cara de niña que poseía, parecía más joven de lo que en realidad era, y su descuidada melena pelirroja de león la hacía ver incluso más pequeña, y un acento que la delataba como extranjera—. Rubita, ¿me quieres decir qué hace una princesa escocesa que viste como si estuviera en el siglo pasado, en tu habitación de madrugada?

— Mismo podría yo preguntar de ti, que yo sepa no estáis ni siquiera comprometidos.

— ¡Solo dormía! —él se defendió.
— Sí, vi eso, dormías en el suelo como un perro, espero que no sea tu costumbre.

Dejame ayudarte a olvidarme (Cassandra x Varian)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora