ᴜɴᴏ

41.8K 1.5K 338
                                    

—¡No! ¡De ninguna manera!

Estaba enojada, disgustada.

No pensaba aceptar la noticia de un cambio de vida; el mudarse y los ideales nuevos no van conmigo.

—No grites, ____. —masculló mamá. Estaba cansándose de mi actitud pesimista. —Es algo renovador, un nuevo lugar... ¡Una nueva vida! ¿Te imaginas?

Negué, con la mirada en el suelo.

En lo personal, no me agrada en lo absoluto mudarme, mucho menos dejar atrás mi vida e iniciar nuevamente.

Adaptarse al nuevo lugar, hacer nuevos amigos y acoplarse al nuevo horario de trabajo de mis padres. Porque sí, todo es dependiente de ello.

Suspiré pesadamente; —¿No puedo quedarme? ¡Prometo portarme bien!

Mamá rodeó los ojos y me tomó entre sus brazos.

—Mi niña, esta es una oportunidad laboral que no podemos rechazar, trata de comprender. Estoy segura que lograrás adaptarte, ¿sí? —su voz era dulce y comprensiva.

Sollocé en sus brazos esa noche. Acoplándome y mentalizado ideas de mi nueva vida, y que pasará cuando deje ____.

Debí imaginar, e inclusive anticipar el porqué de las clases de coreano. Pero en mi cabeza sólo rondaba la idea de que, básicamente, buscaban mejorar mi intelecto en el idioma. ¡Jáh!

Seúl, Corea del Sur; espero que seas como en los dramas.

[ ... ]

Pasaron las horas y ya tenía todo preparado: mis maletas, mis prendas de vestir, mis zapatos y mis pertenencias, acomodadas por separado. Ya era cuestión de tiempo para subir al avión y dejar una vida en el pasado.

Subí al auto, mirando a través de la ventana. Melancolizando el ambiente mientras oía música triste.

Estaba trabajando en no derramar lágrimas cuando vea a mis amigos y familia parados en el umbral de la recepción del aeropuerto...

Lastimosamente, todo ese esfuerzo se había derrumbado.

Sin pensarlo me avalancé sollozando sobre los únicos amigos que considero verdaderos: Jackson Wang y Lisa.

Jackson Wang, estudiante de intercambio, proveniente de China. Había tomado mi cariño en segundos. Y desde ahí nos volvimos inseparables.

De igual manera, Lisa, la persona con la que he compartido millones de risas, momentos felices, juegos y en ocasiones llantos.

Y ahora simplemente no podía parar de llorar, es como si un especie de flash me hubiera sacudido la cabeza, rememorando aquellos momentos.

—Promete no olvidarme... —Se despidió mi castaño amigo, dando palmaditas en mi espalda.

—Prometo no hacerlo, Jack. —Y envocé una ligera sonrisa.

Él asintió, dejándo un beso duradero en mi mejilla derecha antes de dar paso a Lisa.

—¡No quiero que te vayas! —se aferró a mi chaqueta mientras derramaba lágrimas. —Te extrañaré demasiado...

—Y yo a tí, —nos abrazamos una última vez. —volveré, lo prometo.

—–Pasajeros con destino a Seúl, Corea del Sur. Abordar ahora. ¡Último llamado! —una voz neutra, casi robótica, acababa de alertar el vuelo.

Papá suspiró antes de dirigirse a mi; —Venga, nos tenemos que ir.

Asentí limpiando mis lágrimas y sonreí con tristeza. Tomé mi bolso y me adentré a el avión.

Estaba negando un rotundo adiós, e inclusive me dolió tanto cuando vi que elevaban sus manos para despedirme.

Mamá tomó mi mano en consuelo, sin embargo, lo único que quería era dormir. Me coloqué los audífonos en forma de gato mientras me reacomodaba en el asiento, esperando conciliar el sueño.

No sé cuánto tiempo había dormido. Prácticamente, el viaje había finalizado cuando desperté.

Doy un par de palmadas en mis mejillas para ahuyentar el sueño y reacomodo mi ropa antes de bajar del avión.

¡Tanta es mi suerte! ¡Habíamos llegado en la noche!

Mamá me acompañó hasta un auto de la compañía, le dió un par de indicaciones al chófer y se despidió de mi con un beso en la mejilla.

Después de quince minutos en total silencio, el señor de avanzada edad aparcó el auto frente a un gran hotel.

Agradecí preguntando cuanto era lo que tenía que pagar, lamentando no haberme informado un poco más sobre el sistema monetario de Corea.

El señor me otorgó una sonrisa y negó con la mirada, dando a entender que no debía pagar nada.

Bajé mi maleta de viaje, adentrándome al gran edificio de cristales traslúcidos.

Tomé un suspiro antes de pensar las palabras adecuadas, a pesar de saber coreano, no debía confiarme.

Me acerqué con una sonrisa a la recepcionista.

—Buenas noches, ¿la recepción a nombre del seño–

—¡Oh! Usted debe de ser la señorita ____, —asentí un tanto confundida, ¡No me había dejado acabar! —no se preocupe. Su padre me ha informado de su llegada. Habitación setenta y ocho, última planta ¡buenas noches!

Con una sonrisa, me entregó una tarjeta plateada. De igual manera, le deseé buenas noches a la señorita de recepción. ¡Es tan mona!

Lancé la maleta a uno de los sillones mientras miraba de hito a hito la habitación completa con una sonrisa.

Decidí tomar una ducha antes de dormir. Esperando que el día de mañana sea interesante, pues tenía que entregar mi informe académico al instituto.

¡Linda manera de iniciar!



✔ ; ᴇᴅɪᴛᴀᴅᴏ.

SEXUAL GAME  ⏐  J. Jungkook Where stories live. Discover now