ᴠᴇɪɴᴛɪᴄɪɴᴄᴏ

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Mis manos se enredan débilmente en las sábanas; suelto un suspiro cuando él comienza a introducir sus dedos en mi, sonriendo seductor.

Mi cuerpo se arquea en el momento en que comienza un vaivén lento. Se comporta tiernamente, parecía que buscaba llenarme de placer.

Un pequeño escalofrío recorre parte de mi espalda y él murmura una maldición.

Cierro los ojos, las piernas me cansan y tengo la sensación de temblar.

—Mírame, —se mantiene constante a mis movimientos, dedicándome una mirada imponente— amo ver tus ojos, por favor, no dejes de verme.

¡Oh Dios!, este hombre acababa con la poca cordura que mi ilusa cabeza disponía en ese momento.

Se deshace de lo restante de su ropa, lanzando a un punto cualquiera de la habitación sus vaqueros rasgados para luego dedicarme una sonrisa y un costo beso en los labios.

En un movimiento ágil, me toma de las caderas, volteando mi cuerpo contra la cama. Suelto un jadeo y él gruñe en un susurro.

Su anatomía se contraposiciona sobre la mía, dando caricias en la zona de mis hombros y cuello. Siento su respiración, constante y pesada rozando mi oído ligeramente, era encantador.

Soltó el aliento, sosteniéndome con posesión de la cintura una vez que se internó en mi con un brusco movimiento.

Me toma de las manos, acariciando el dorso de las mías, deleitándome con cada uno de sus exquisitos movimientos de cadera. Su ritmo era activo, preservante, firme.

Juraba que cada uno de los besos que me dedicaba, eran una señal de propiedad; él estaba proclamándome suya.

Me colocó sobre su cuerpo, cambiando a una mejor posición y me besó con rudeza, tomando entre sus manos mis pechos, y dejando una notoria marca en la curvatura de mi clavícula y hombro. Su lengua rozaba mi labio inferior con deseo.

—Joder... —ronroneó en mi oído, podía sentir su pulso acelerado contra mi pecho.

Me estremecí, el vaivén de su pelvis me provocaba un éxtasis inolvidable.

—Quiero... —Inhalé, de mi boca salían palabras entrecortadas, débiles— quiero marcarte.

Y fue cuando en un acto imprudente, arañé sus fuertes brazos y mordí su hombro, dejando un pequeño hematoma.

Jeon gruñe, acariciando mi espalda con la punta de sus dedos. Entonces ladea la cabeza, escondiéndose en el hueco de mi hombro y cuello.

Sus orbes marrones se clavan en las mías cuando mi cuerpo se envuelve en completo placer.

_____, —Llama mi atención antes de venirse. Su cuerpo se aferra al mio, rodando sobre la cama para finalmente abrazarme con fuerza— me gustas.

[ … ]


—¿Qué haces aquí?

Min Yoongi está arrimado en el umbral de la puerta, silvando una tonada de alguna extraña canción, me recordaba a una melodía infantil.

—No lo sé, dímelo tú. —Su mirada es perturbante y tiende a ensanchar su sonrisa aún más. —Pero te daré una pista...

—¿Pista?

—¡Dos tortolitos, besándose en un árbol! —Canturrea Min, saltando en círculos. —¡Comparten saliva y gérmenes! Ahora que lo pienso, eso es asqueroso.

Es como un niño pequeño.

—Cállate.

—¿Quieres que me calle? Devuélveme a Jungkook, roba amigos. —sentencia cruzándose de brazos.

SEXUAL GAME  ⏐  J. Jungkook Where stories live. Discover now