sᴇɪs

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Recojo mi cuaderno de anotaciones y lo guardo en el bolso.

Taehyung se revuelve en su asiento, acto seguido pega un gran y audible bostezo; —Linda, tengo hambre. —Señala su estómago, acariciando la zona como una mujer embarazada. —¿Me llevas a comer?

Con confianza abro la boca, dispuesta a responder. Sin embargo, un joven de tez pálida, cabello negro y ojos avellana, finge toser a la par de Taehyung.

—¡YoonGi, hola! —Saluda el Kim al pálido.

El pelinegro sonríe en respuesta y se dispone a preguntar; —¿Dónde haremos el trabajo?

Percatándome de que sólo dirigía la palabra hacia el Kim, intervengo antes de que Taehyung pudiese responder. No podía resignarme a no ser parte de las decisiones de mi grupo.

—Hola, ¿YoonGi, verdad? —indago con una sonrisa curva. El chico me examina con una ceja arqueada. Luego, se dispone a asentir. —Soy, __

—Mira, muñeca... Ya sé tu nombre, —Me corta con una mueca sarcástica. —repito, ¿Dónde haremos el trabajo? No tengo todo el tiempo.

«Es exasperante y nada
amigable. »

Miro a Taehyung, como queriendo decir; ¿Y? ¡Dile algo!

Él me devuelve la mirada con una sonrisa y se avalanza sobre el pelinegro.

—¡Ja, ja! ¡Quita esa cara de señora menopáusica! —pellizca la mejilla del Min como si se tratase de plastilina moldeable. Suelto una carcajada inaudible... Bueno, no para Taehyung. —¡Linda!, ¿en tu casa o en la mía?  —se dirije hacia mi con una expresión sonriente.

El más bajo se suelta del agarre de Taehyung y lo mira con indignación, antes de disponerse a articular palabra; —¡Para nada del mundo! Me enteré que HyeJin está resfriada. No quiero contagiarme.

Decido intervenir, tenía hambre. No había desayunado, mi estómago clama por comida... Y verdaderamente, no quería seguir con ésta charla.

—Por el momento, me estoy quedando en un hotel. Así que, en mi casa no se podrá. Lo siento. —miro a el Kim suplicante. Realmente quería probar un bocado antes de que el descanso acabase.

—Creo que no tenemos opción... ¡YoonGi, en tu casa será! —exclama el Kim entuciasmado.

El otro bufa y asiente con la mirada en el suelo.

Sin embargo, cuando daba por terminada la conversación, una cuarta voz interviene en nuestra plática.

—¡Yoon-ssi! ¿Vamos a comer? 

Sorpresivamente, me encuentro con la mirada del castaño posada en mi, a pesar de estar dirigiendo la palabra al Min. Como si él fuese un depredador feroz y yo un triste conejo que sirve de alimento.

Es... Lamentable.

—¡Ya te he dicho que dejes de llamarme por ese apelativo cariñoso! 

Me encuentro en una situación incómoda. Levanto la mirada hacia mi amigo, buscando una inminente salvación, que probablemente, no llegaría.

SEXUAL GAME  ⏐  J. Jungkook Where stories live. Discover now