ᴄᴀᴛᴏʀᴄᴇ

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Déjame adivinar.

—¡Mira, mira! Este va a tu figura. —Un bañador de dos prendas, tan diminuto, además de revelador. Es como si fuera medido para una playa nudista.

—Es obsceno, Hyejin. No usaré eso. —niego con la mirada en alto, ella arruga la nariz con fastidio. —¿Podemos irnos? Taehyung no se ve cómodo esperando en el auto.

Obviamente, había sonado la bocina cerca de unas diez veces. Pobre...

—Aguantará. —Responde mi amiga, su decisiva superioridad me intriga.

También, llevo la cuenta de cuantas veces me ha lanzado miradas reprensivas a mi indecisión. Me ha tirado tantos conjuntos a mi regazo, sin embargo ninguno es de mi agrado.

—Hye, es tarde. —La Kim me mira de hito a hito, está escolerizada.

«No, no y no. »

No obstante, toma un bañador blanco entero, con cruces de encaje en la espalda. Me mira y en un ademán con la mano me sonríe exhausta.

—Vamos.

Más tarde, estábamos en casa consumiendo lo sobrante del almuerzo que mamá había dejado en la nevera. Es relajante.

El Kim ya parecía demasiado aburrido de los programas repetitivos, entonces, apaga la televisión dirigiéndose con pasos cansados a mi lado, arrastrando los pies.

Toma de mi plato una gran porción de carne y se la lleva a la boca, lamiendo sus dedos y restando lo sobrante con una sacudida.

—Prepárense, la fiesta es en dos horas. —Dice él denotando su impaciencia. —¡Ah! No pienso esperar en el auto. —Nos mira, examinando con detenimiento el vaso de su hermana. Luego lo toma de la misma manera, bebiendo en su totalidad el contenido.

—¡Hey, imbécil! —demanda la de ojos ámbar. Podría apostar que quería lanzarle la jarra de jugo.

—Iré a ver esa colección de autos de juguete.

Yo asiento en respuesta, y él bosteza.

Entonces, lo vi caminar hacia la repisa, con las manos sobre su nuca. Los ojos le brillaban y en retrospectiva es gracioso, tomando en cuenta lo aficionado que es a su auto.

Papá tenía una colección de autos de metal, en miniatura. Cada uno en su empaque original, y ordenados alfabéticamente. Son su adoración, especialmente ese Lamborghini Rojo escarlata.

Cuando era niña, solía traerme muñecas con vestidos realmente brillantes, y para él sus cochesillos de juguete.  De ahí, su exuberante colección.

—Uh, me gusta este. —dice Taehyung, mientras examina el auto color plata. —¿Crees que note su ausencia?

—Absolutamente.

[ … ]

Definitivamente, detestaba el olor a alcohol. Especialmente en estas condiciones.

Quiero vomitar, sin embargo, me contengo.

Taehyung me ofrece delicadas palmadas en la espalda. Me mira con preocupación con sus manos sujetando el borde de mi chaqueta. Simplemente logró asentir en respuesta.

SEXUAL GAME  ⏐  J. Jungkook Where stories live. Discover now