ᴄᴜᴀʀᴇɴᴛᴀ ʏ sɪᴇᴛᴇ

6.3K 469 90
                                    

¿Qué es lo que verdaderamente quieres?

Me cuesta movilizarme en medio de la gente entreteniada, eufórica.

La purpúrea luz del lugar me ciega con furia y la música movida altera la cantidad extrema de sudoración de este sitio, me da náuseas.

Consigo pasar saliva, ahogándome con cada respiración limpia que mis nauseabundos pulmones buscan con desesperación.

¿Qué es lo que hago aquí?, ¿cuál es mi motivo?, aún me cuesta comprender porque mis piernas flaquean en decadencia. 

La gravedad me falla, o quizás sólo sean las agujetas mal atadas de mis zapatos, pero me he tropezado con una mesita de noche en medio del pasillo. Gruño y tomo lugar en un escalón vacío; no sabía con certeza si esto podría estar higiénico, pues toda la casa estaba llena de bebida derramada y colillas de cigarro aún humeantes.

Me sacudo el cabello y busco llenar de aire cada parte de mi pecho, mis ojos arden y siento hormiguear las puntas de los dedos.

Por último, me he colocado de pie con ayuda de los barandales, mi mirada se vuelve a pasar por los adolescentes bailando. Armo una ruta y me pongo en marcha, sacudiendo mis vaqueros.

—¡Mira lo que me ha traído el gato!—, además de la música alta, su voz alcholizada me traspasa los oídos a manera de un chillido potente—. ¿Qué... es lo que haces a–aquí, bonita?

Le cuesta pronunciar sílabas seguidas. Sus mejillas sonrosadas me decían que había bebido demasiado. Oh, Min YoonGi, debes racionar los tragos.

Lo veo enredar los pies, a punto de perder el equilibrio. Se ha apoyado directamente de mi chaqueta antes de ponerse a reír, fuerte.

—YoonGi...

—Venga, bailemos un... poco.

Me ha sostenido de los hombros, soltando un suspiro directo en mi rostro, el olor a soju me golpea las fosas nasales y recae directo a mi estómago. Ahg, eso fue repulsivo.

—Eh, para. ¿Cuánto te has bebido? —indago, él comienza a contar con los dedos. Su entrecejo se ha arrugado.

—¿Importa? —. Respode así de simple, como nada, su capacidad comprensiva estaba en cero.

Vale, no he venido aquí a hacer de niñera. Necesitaba encontrar a mi castaño, oh. ¿Mi?, no he tomado un sólo sorbo de alcohol, sin embargo, ya me siento estúpida.

Sacudo la cabeza, YoonGi comienza a balancear torpemente sus pies, paso a pasito. Me reí, si mi maldito móvil sirviese, inmortalizaría esto en un video para internet.

Por un momento, se me ha olvidado cuán nerviosa me encontraba. Decidí tratar de llevarlo a un sofá, al menos para recostar su cuerpo hasta que tome conciencia de su estado.

—Deja de moverte, me harás más difícil el trabajo, Min—. No mentía, su volumen corporal es el doble del mío, y Dios, cuán pesado podría llegar a ser.

Suelta carcajadas, pequeñas carcajadas que de repente, se convierten en harcadas apenas audibles.

La multitud no se dispersa, entro en pánico y mis manos sudan al extremo, ¿Él no iba a...? ¿o si? Carajo, ¿dónde está el jodido baño en esta casa?

—Cariño, ¿Qué sucede? Parece que buscas un portal hacia otra dimensión—, es impecable: un corto vestido rojo ceñido y tacones negros, que contrastaban su color de cabello. Tú, perra inútil. Chae Haneul.

Llevaba en sus delicadas manos un porro de... en realidad, no sabía que narcótico estaba ingiriendo, quizás nicotina, coca. Es un mundo ilimitado.

SEXUAL GAME  ⏐  J. Jungkook Where stories live. Discover now