SEXUAL GAME ⏐ J. Jungkook

ᴠᴇɪɴᴛɪᴏᴄʜᴏ

—Mierda. —Jeon se tensa a mi par, tomándome de la mano, es cuando en sus labios se figura una sonrisa traviesa—. Aguanta la respiración.

Tan pronto las palabras salieron de su boca, clava la palma de su mano en mi cabeza, hundiéndo mi cuerpo en su totalidad cuando él ya estaba bajo en agua.

Ahogo un suspiro friolento.

—¡Sé que están aquí, salgan! ¡¿O quieren que llame al director?! —la voz avejentada de uno de los tutores retiene eco en la orilla del lago —, ¡Mocosos ineptos!

Su voz se escuchaba distorsionada.

Lo escuchamos caminar por alrededor de dos minutos, esperando a que salgamos de algún escondite peculiar por debajo de las aguas heladas. Soltaba maldiciones al no ver rastro de nadie.

—¡Maldición!

Finalmente comienza a soltar pasos vigentes por la gravilla. Sus zapatillas hacían un ruido gracioso.

Jungkook contiene una carcajada una vez el tutor había salido del radio visual, luego su cabeza emerge del agua. Yo gateo a la orilla tosiendo debido a la falta de respiración.

—¡Ah! Pobre Xiao, debe creer que ve fantasmas. —comenta recostándose unos metros a la orilla.

—J–jeon, pescaré un jodido problema a los bronquios.

Él niega con una mueca, sonriendo firmemente con una mano en su cabeza; —Venga, cariño. Caminaremos.

Se coloca de pie. Sus manos me toman de la cintura, posicionando la manta húmeda sobre su hombro. Entonces nos adentramos a la arboleada oscura.

Parpadeo un par de veces, ¡Estoy loca!, loca y con mi ropa goteando a quien—sabe—qué—hora en medio de árboles.

—¡Estás empapada! —su mano se sacude conforme se aleja de mi cintura.

—¿Enserio? —sus ojos castaños se vuelcan a un lado y su sonrisa se ensancha de un momento a otro.

—Deberíamos largarnos de aquí —murmura, arrimándose a un árbol. Luego escurre los bordes de su chamarra mojada.

—¿A dónde quieres ir? Tenemos cerca de diez mil metros a la redonda en donde puedes ir a pasear hasta que amanezca.

—¡Que graciosa! —enfatiza de manera sarcástica—, Me refería a una fuga sorpresiva —comienza a quitar la humedad de la manta.

¿A qué se refería?, creo que he cometido muchas idioteces esta noche. Y me apetece dormir como máximo un día; mi cuerpo está exhausto y tengo las puntas de mis dedos arrugados.

—Define una fuga sorpresiva.

Su mano aparta parte de su cabello castaño. Me acerca la manta luego de extenderla y comenzar a frotarla contra mi cabeza, haciendo fricción.

Está secando mi cabello.

—Me refiero a una escapada —sus ojos marrones me miran con decisión—. Robamos el auto de uno de los tutores. ¡Podemos ir a las Vegas!