ᴄᴜᴀʀᴇɴᴛᴀ ʏ ᴜɴᴏ

6.1K 474 47
                                    

Uh, creo sentir esos miserables nudos en la garganta y un peculiar cosquilleo en el estómago. Su pulso calmado hacia que mis manos traicionaran su posición original.

Lo tomé de las muñecas, pero él apenas podía mantener su tacto firme.

—¿Me extrañaste? —indagué en sarcasmo, mi voz era un hilo grácil de inseguridad.

Él asiente y su cabello toma un sutil rumbo hacia el costado, tan largo y brillante, como esa sonrisa ladeada, plasmada amablemente en su ardiente rostro.

Casi, por un momento, cedía ante sus encantos de seducción.

Eh, Jeon, buen intento.

—Totalmente, cariño—. Responde, tengo sus labios cubriendo parte de mi mejilla de besos. Sus manos aún vagan en mi abdomen: busca levantar el borde de mi blusa.

—Vete al diablo, jodido idiota—. Mascullé. ¿Sutil? No, en absoluto, es exasperante.

Le propiné un penoso codazo, sin embargo, fue lo suficientemente fuerte como para alejar su anatomía y sus manos —calientemente inquietantes— del comienzo de mis senos.

Su rostro era un poema; su boca entreabierta dejaba escapar aire, hacían vacilantes cada uno de sus murmullos de confusión.

—¿Qué?—. Lo he tomado por sorpresa. Sus dedos han aflojado ese agarre tan autoritario de mi cuerpo. Tiendo a separarme un par de pasos más, suficientes para plantear el primer golpe de guerra.

Mi espalda choca con el pomo de la puerta.

Mi cuerpo se encrespa en movimiento, estaba tan malditamente cabreada que podría romperle ese lienzo azul fresco, en la cabeza. Tenía un refrescante recuerdo persuasivo: HaNeul y el disco roto, succionando parte de mi cerebro.

<<¡Golpéalo, recurre a la violencia!>>

—¡Me has oído!, ¡Vete al diablo!

—¿Qué te sucede? —me ha respondido casi al instante. Veo sus músculos contraerse en exasperación, como un balde de agua fría, tensa los puños.

Pensé, muy poco. Mi respiración luchaba por apaciguarse, aunque sea en menor medida.

Tomé valor, ¿Realmente le soltaría toda mi inconformidad e ira de esta manera?, creo que he aguantado demasiado como para quedarme callada.

Lo escucho murmurar. De repente, está por tomarme de los brazos; —Oh, ¡No quiero que me toques!

Se ha enderezado.

—Vale, princesa. No sé que es lo que–

—¡No me llames así! —, su mandibula se tensa—; Escúchame, Jeon Jungkook, ¡estoy cansada de que pretendas que te intereso!, no soy un juguete. No debes jugar conmigo y al siguiente día deshecharme, ¡No soy tu puta muñeca!

Silencio.

—¿Qué mierda te hace pensar que lo eres? _____, deja de alucinar.

—¿A–alucinar?

—¡Te comportas como una niña!, eres tú quien ignora mis llamadas—, ha tomado mi mandíbula entre sus dedos, alzando mi mirada—. ¡Eres tú quien me planta autoridad cuando busco hablarte! ¡¿crees que es mi culpa?!, ¡Dame una excusa fiable! Sólo entonces, afirmaré que eres mi muñeca de sexo.

Sus ojos marrones plasman peso en mi rostro. Su mirada colérica hace que mi pulso se acelere.

—Chae HaNeul—. He murmurado ante cada uno de sus reclamos, él ha suspirado—. No interferí en tu reencuentro con ella, ¿por qué involucrarme cuando parecías tan contento de verla? ¡Me dejaste de lado!

Se ha quedado callado, su agarre persistente se afloja pero siento su mano sobrante apretar mi brazo con mayor avidez.

—_____...

—¿Quieres más excusas? Anda, ve y bésala en la azotea, y a mi, que me jodan, ¿verdad? —me ha soltado, casi al instante— ¡Soy una jodida imbécil por lanzarme a tus brazos y creer que en realidad soy importante para ti!

Giré los pies y tomé la perilla.

Él cierra los ojos, cuando mis pasos comienzan a socorrerme de su próxima acción. Se me pasma la sangre y abro la puerta.

Pero, como si nada, tira de mi cintura, acercándome a su cuerpo con tan sólo despedir de un movimiento.

—Tonta.

¿Me ha llamado tonta?

—¡Grandísimo gilipollas!

Me silenció con un chasquido de su lengua. Cierra la puerta en el momento en que coloca la rodilla en el borde, y sin esperar un farfullo, sus manos están en mis muslos.

Me ha levantado del suelo, arrimando mi cuerpo contra la puerta y su torso, doblando las rodillas. Me besa con desesperación, mordiendo mis labios en cada calada de aire, sus manos me recorren la espalda baja, puedo percibir como se entretiene jugando con las hebillas de mis vaqueros.

Oh, maldición. El contacto de sus labios se sentía tan bien, que mi mente repelaba mi enojo y sus causas.

HaNeul, HaNeul. Chae HaNeul, ¿verdaderamente importaba?

—Me gustas, ______. No dudes de ello—. Sus palabras me abofetearon, a penas comenzaba a recuperar parte de mi estabilidad respiratoria cuando retomó sus besos camino a mi clavícula.

Soy su reemplazo... Mmh, jodido reemplazo placentero.

Por un pequeño instante, recobre la poca cordura que podía rescatar de sus labios. No sería verídico cuán importante podría llegar a ser para él, totalmente, estaba confundida.

Cuando sus brazos vencieron fuerza, me dejó en el piso, su respiración era agitada y sus mejillas estaban sonrosadas un poco.

Venga, _____. Huye de ahí.

—En realidad me gustas...

—Dime otra mentira, Jungkook—. Murmuré y él resopla.

—Te quiero, ____.

Exploté. El corazón me latía a cien por minuto, sentía que me desplomaría sobre los lienzos y... ah–. Aparté el contacto de sus manos en mi piel y busqué el pomo de la puerta con urgencia. Estaba al borde del llanto.

Boom, boom, respira... ¡Respira!

Jeon Jungkook, verdaderamente me gustaría creerte, pero es poco probable que seas sincero.

—Púdrete—. Abrí la puerta, y en su mínimo descuido, corrí.

Corrí rápido y me alejé de él; creo que en parte, escapaba de la realidad. Mierda, mierda. ¿Y el justificante?

Paré en seco, mis rodillas estaban agotadas y me costaba inhalar aire con normalidad. Rebusqué en los bolsillos, nada. Absolutamente nada ¿y sí...? Negué. Venga, no volvería a ese lugar nunca.

Los pasillos estaban desérticos, ni siquiera una alma. ¿Qué hora era?

Busqué mi móvil y me arrimé a un casillero cualquiera. Estaba agotada.

Y fue ese el jodido momento en que recuperé la noción del tiempo. El almuerzo acabó hace media maldita hora. Perdería las primeras horas de historia y...

Tenía ganas de vomitar. Es una sensación tan amarga acumulada en mi garganta: lloraría de impotencia en el cubículo, lo restante de la hora perdida.

Es como si, por fin, había digerido su ausencia, reaparece y me envuelve con un par de bonitas palabras. Soy tan débil que me cuesta reusarme de sus toques.

Miserable...

Que te follen, imbécil.





✔ ; ᴇᴅɪᴛᴀᴅᴏ

SEXUAL GAME  ⏐  J. Jungkook Where stories live. Discover now