Capítulo XI

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CAPÍTULO RE-SUBIDO

— ¿Aló?

La madre de Lily atendió la llamada de Peter, no sin antes haber puesto el teléfono en modo de altavoz para que la chica pudiese escuchar toda la conversación.

— Aló si —dijo el muchacho con nerviosismo— ¿Con quién hablo?

—Hola soy Laura, la madre de Lily ¿Tú quien eres?

—Oh hola, mucho gusto, soy Peter Wallace, el compañero de su hija de la obra de teatro escolar ¿Ella está allí?

Lily comenzó a hacerle señas a su mamá, indicándole que le dijera al chico que ella no estaba, que estaba durmiendo.

—No, no está —guardó silencio unos instantes y le sacó la lengua a su hija—. Bien, en realidad si está, de hecho, está justo al lado mío escuchando toda la conversación pero ella no quiere hablar contigo porque dice que tú mejor que nadie debes saber que estas no son horas de llamar a una persona normal un día sábado.

Lily se le quedó viendo a su madre con los ojos abiertos como platos, sintiendo como el calor inundaba sus mejillas.

—Oh okey —dijo el muchacho con diversión en su voz—. Dígale a Lily que ella mejor que nadie sabe que ni ella ni yo somos personas normales.

Laura no pudo evitar reír al ver el gesto enojado de su hija.

—Con gusto se lo diré.

—Uhm… Igual, fue bueno que usted me respondiese el teléfono, necesito algo de usted.

— ¿En serio? ¿En qué puedo ayudarte Peter?

—Pues, vera… ¿Usted sabe que yo soy el capitán del equipo de baloncesto de la escuela, cierto?

—Claro hijo —exclamó Laura sonriendo—, creo que es imposible que alguna persona de esta ciudad no lo sepa.

—Bien, el asunto es que el próximo fin de semana se va a jugar la semifinal del campeonato nacional de baloncesto estudiantil y pues, no voy a poder ensayar con su hija en toda la semana y por eso necesitaba saber si le daba permiso a Lily de venir a mi casa a ensayar conmigo hoy en la mañana.

Lily miró a su mamá con gesto confundido.

—Le prometo que su hija estará en casa para la hora de la cena…

—Está bien Peter —respondió la mujer— no tengo ningún problema en que mi hija vaya a ensayar contigo.

— ¡Muchas gracias señora Laura! —exclamó Peter emocionado—, dígale a Lily que a las diez de la mañana estaré allá.

—Con gusto le diré hijo, aunque igual ella ya escuchó, nos vemos al rato.

—Hasta luego señora Laura, y mucho gusto de conocerla aunque sea por este medio.

—El gusto es mío Peter, y no me digas señora, llámame Laura solamente.

—De acuerdo Laura, hasta pronto.

—Adiós hijo, cuídate —dijo la mujer dando por terminada la conversación—. Bueno, parece que alguien tiene una cita —dijo pellizcando las mejillas sonrojadas de su hija.

— No voy a ir —replicó la adolescente molesta.

—Oh si, si irás Lily —dijo la mujer sonriendo—. Acabo de decirle al chico que si irás.

Lily puso los ojos en blanco y, resignada se fue a la habitación, sabía que cuando su madre decía algo debía hacerle caso, le gustará o no.

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Vida en Línea (En edición) ©Where stories live. Discover now