Capítulo XII

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CAPÍTULO RE-SUBIDO

—Chicos, ¿qué ocurre? Sus gritos ya se escuchan al otro lado de la ciudad.

El papá de Peter había entrado a la habitación donde estaban discutiendo su mujer y su hijo.

—¡Tú hijo que es un necio! —gritó la mujer mientras Peter ponía los ojos en blanco—. Se le dijo Greg, se le pidió que no se relacionara con ningún miembro de la familia de Joshua Smith y, ¿qué es lo primero que hace? ¡Trae a su hija ni más ni menos!

—¡Qué no es su hija Dios mío! —gritó el muchacho— ¡es su hijastra!

— No le grites a tú madre Peter —dijo Greg calmadamente.

—¡Dile a ella que no sea tan intransigente!

—¡Peter! ¡Pídele disculpas a tú mamá ahora! —le riñó el mayor al adolescente.

—Lo siento —dijo el chico suspirando—. Traten de entenderme por un instante, ¿sí? Esa chica es la primera a la que traigo a casa para que la conozcan, y si lo hago es porque de verdad me importa, he tratado de traerle desde hace semanas y apenas ahora se me dio la oportunidad.

—Hijo —dijo Greg poniéndole la mano en el hombro—, ve a hablar con tú amiga, en un instante estamos contigo.

Peter salió de la habitación ante la sonrisa cariñosa de su padre y la mirada confundida de su mamá.

—¿Me puedes explicar que acabas de hacer?

Sonia le riñó a su esposo luego de que su hijo abandonó la habitación.

—Sonia, cariño, hice lo que tenía que hacer... mira... sé que para ti es difícil, lo sé, para mí también lo es, pero entiendo que esa chica no tiene la culpa de lo que hizo su padrastro con nuestra Gillian.

—¡Él asesinó a nuestra hija Greg!

—Yo lo sé, tú lo sabes, todos lo saben, pero no tenemos pruebas amor...

—Igual, eso no cambia el hecho de que no quiero a esa chica cerca.

—Creo que eso ya no es decisión nuestra cariño, debemos decirle lo que sucede a nuestro hijo y que él sea quién decida, ya lo viste, viste la forma como salió de aquí para ir a ver a esa muchacha.

—No lo sé Greg, tengo miedo por Peter —murmuró Sonia, temerosa y dubitativa.

—No te preocupes cielo, nuestro hijo es inteligente.

Mientras eso sucedía, Peter logró alcanzar a Lily, ella ya se había marchado de la casa.

—¡Lily! ¡Espera!

El chico iba jadeando luego de haber corrido por cinco cuadras bajó el intenso sol de aquella mañana de mayo.

—¿Qué quieres? ¿Vas a llevarme a casa de tu abuela para que también me humille?

La chica se había detenido pero no se había dado vuelta, no quería darle el placer a Peter de ver su cara desencajada luego de haber llorado.

—Lil, lo siento, no sé qué rayos le pasa a mi mamá —se acercó y le tomó de la mano—. Vamos, vamos a casa y así aclaramos las cosas...

—¡No! —gritó la chica dándose vuelta y soltándose del agarre de aquel— ¡No dejaré que me vuelva a humillar!

Peter la abrazó a pesar de que ella se oponía y le robó un beso.

—¡Te quiero Lil! Me acabó de pelear con mi mamá por ti, ¿qué más quieres que haga para que te lo demuestre?

—¡Nada Peter! ¿Qué parte de no me interesas no entiendes ah?

Vida en Línea (En edición) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora