Capítulo XXIII

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CAPITULO RE-SUBIDO

Cuando Lily y Peter entraron a la cafetería tomados de la mano, generaron un efecto de giros de cabeza generalizados en toda la población estudiantil.

—No entiendo por qué nos miran tanto —musitó Lily, molesta ante la atención inusitada que le prestaban— ¿es qué nunca han visto a un par de novios?

—Si han visto parejas cariño —dijo el chico abrazando a su compañera—, pero debes entenderlos, nosotros somos la versión más joven y sexy de Brangelina.

Lily no pudo contener la risa.

—Habla por ti Wallace —bajó la mirada— tal vez tú seas más sexy que Brad pero entre Angelina y yo no hay punto de comparación...

—Pensándolo mejor, tienes razón Lily —coincidió el castaño, ante lo cual la muchacha se entristeció un poco—. Si, tienes razón Lily, ¿sabes por qué?

La chica negó.

—Porque tú no necesitas todo el maquillaje ni los tratamientos ni muchos menos el botox que ella se inyecta en los labios para ser bella, porque tú eres totalmente perfecta sin eso...

La chica no pudo evitar sonreír, ella sabía que no era fea pero estaba clara en que cualquier chica era más bonita que ella, era una del montón.

**********************

—¿En qué piensas Lily?

La pareja ya estaba sentada en su mesa almorzando y Lily se había quedado mirando a la mesa vecina, ocupada por su amiga Amy, Mary Elizabeth y los otros chicos que actuarían en la obra.

—Extraño mucho a Amy —respondió la chica con honestidad—. Extraño poder hablar con ella de todo...

—¿Por qué no le hablas cariño? —Preguntó el muchacho, preocupado por el semblante triste que el rostro de la castaña estaba adquiriendo.

—No sé Peter —contestó Lily mordiéndose el labio—, no he hablado con ella desde que fue a verme en el hospital hace ya casi un mes, así que supongo que nuestra amistad no era tan a prueba de todo, como yo creía

—No digas eso Lily —Dijo el muchacho, acariciando los nudillos de su novia— es más, deberías ir a hablar con ella ahora mismo.

—¿Tú crees? Cuestionó la muchacha, dubitativa.

—Sip —Respondió el aludido, sonriendo— estoy más que seguro.

La chica se levantó de su asiento y caminó hasta la mesa de su amiga.

—Amy... ¿podemos hablar?

La rubia alzó la mirada y se encontró con una nerviosa Lily, mordiéndose el labio.

La chica no respondió, sólo le indicó la silla del frente suyo para que se sentara.

—Okey... —Comenzó la castaña.

—No estoy enojada contigo Lily —le interrumpió la rubia— sólo estoy dolida —suspiro— me has estado apartando de tu lado y ya prácticamente no sé nada de ti, vamos, ¡ni siquiera me contaste lo de la foto! —Dijo levantando la voz— si me lo hubieras contado, yo hubiese podido ayudarte.

—Lo... lo siento —dijo la chica, mientras se tragaba un nudo en la garganta.

—No hay nada que perdonar Lily —dijo Amy, fijando en su amiga sus azules ojos— sólo no quiero que me alejes de nuevo, ¿te queda claro?

La chica no pudo evitar sonreír, se puso de pie, rodeo la mesa y estrecho a su amiga en un fuerte abrazo, ante los aplausos y chiflidos del resto de los ocupantes de esa mesa, incluyendo a Mary Elizabeth.

Vida en Línea (En edición) ©Where stories live. Discover now