Capítulo XXV

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CAPÍTULO RE-SUBIDO

Lily pensaba que lo que le dijo Peter acerca de mudarse a vivir en su casa era mentira pero, cuando salió del hospital rumbo a la casa de su novio y más cuando Sonia le mostró como habían modificado el sótano para convertirlo, en los cinco días que estuvo internada en el hospital, en una acogedora habitación, digna de una adolescente, tuvo que creerlo.

—Y bien Lily, ¿qué te parece? — Preguntó la mujer con emoción contenida.

—Es hermosa Sonia, gracias —Sonrió aquella en respuesta.

—No las des querida, al menos no a mí, Peter fue el de la idea.

Una sonrisa surco su rostro, Peter se las había arreglado para que la habitación se viera casi exactamente como lucia su dormitorio en casa de su mamá, y además había llevado a su casa la silla reclinable de su padre, la que había estado abandonada durante mucho tiempo en el lavandero de su casa.

—Peter discutió mucho con tú madre para que le dejara traerte la silla, y trabajó mucho para arreglarla, de hecho, por esa razón no fue a buscarte en el hospital y me pidió que yo lo hiciera, él ahora está durmiendo.

Lily le dedicó una mirada de asombro y admiración, nadie había hecho tanto por ella, por favor, ¿qué muchacho de dieciocho años sacrifica toda una noche para restaurar un viejo mueble? Sólo Peter.

—¿Sonia?

—Dime

—Uhm... ¿puedo?

La mujer entendió rápidamente lo qué quería decir la adolescente, le estaba pidiendo permiso para ir a verlo.

—Está bien cariño —sonrió con complicidad— ve.

La muchacha le devolvió el gesto y caminó con cuidado a la habitación del muchacho. Al entrar ahí, se encontró con su novio acostado en la cama de forma desordenada, sonrió por lo bajo y se sentó en el suelo al lado de la cama.

—Oh... que chico tan bello, ¿será que es igual que la bella durmiente, que se despierta con un beso?

Peter abrió los ojos en cuanto escucho la voz de su novia.

—Uff, ya se despertó —dijo la chica poniendo los ojos en blanco— y con las ganas que tenía de besarlo.

—Pues bésame entonces —susurro el castaño con voz ronca.

Lily le dedicó una sonrisa y le beso lentamente mientras se subía a la cama y se recostaba al lado de su novio.

—Echaba tanto de menos estar así contigo.

—Yo también mi amor.

El chico se quedó callado, necesitaba contarle algo a Lily pero no sabía cómo.

—Lily...

—¿Si?

—Uhm... nada, es sólo que, te amo.

No iba a decirlo, no podía, no haría una tormenta en un jodido vaso de agua sin necesidad.

—Yo también te amo Peter —Le beso para después levantarse de la cama.

—¿Que sucede mi amor? —Dijo el chico sosteniendo la mano de su novia.

—Voy a darme un baño y a cambiarme —respondió la aludida— siento que apesto a hospital.

—Creo que no se va a poder Lily Lo.

—¿Por?

—Porque tú mamá no quiso entregarme tú ropa —explicó Peter mientras acariciaba las mejillas de su novia— dijo que sólo las entregará si tú misma vas a buscarla.

Vida en Línea (En edición) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora