Vida en Línea (En edición) ©

Capítulo XLII (Capítulo Final)

CAPÍTULO RE-SUBIDO

Peter Wallace pasó toda la noche en vela. Cuando su novia no llegó a casa como le había prometido, su mente empezó a viajar por los peores escenarios ¿y si le había pasado algo malo?, ¿y si se dio cuenta que estaba enamorada de Brandon y decidió abandonarle? No, eso no era posible... no después de que le contó que creía que estaba embarazada.

Cuando no llegó al amanecer hizo lo que cualquier persona coherente haría: reportarla como persona desaparecida. Nunca imagino que, alrededor de las diez de la mañana de ese día recibiría la peor llamada de su vida: su novia, su Lily, estaba internada en un hospital, luchando por su vida.

Atravesó media Chicago para llegar a su destino, sintiendo como su corazón se detenía; si algo le pasaba a su amada, jamás se lo perdonaría, él debió dejar todo atrás y seguirla, si lo hubiese hecho, hubiera evitado ese encuentro.

Cuando al fin le dieron oportunidad de entrar a verla, sintió como su corazón cayó al suelo, de inmediato un dejavú del momento en que Greg había encontrado a la muchacha, posterior al ataque de Joshua, vino a su memoria. Al igual que en aquella ocasión, el rostro de la muchacha parecía una obra de arte impresionista, llena de moretones y magulladuras.

—¿Tu eres Peter Wallace? —la voz de una oficial de policía que también ingresó a la habitación le sacó de sus cavilaciones.

—Sí, soy yo, ¿usted es...?

—Oh, disculpa —murmuró la mujer con la mirada baja— mi nombre es Jill Sanders y soy la oficial de la agencia federal encargada de la investigación del caso de Joshua Smith.

En ese momento Peter volvió su rostro y fijo su mirada en la mujer de cabellos rubio oscuro que estaba detrás de él, quien a su vez desvió un poco la mirada, nerviosa, temiendo que su hermano descubriera su identidad oculta.

—Mucho gusto —saludó el muchacho extendiendo su mano a la oficial, sin sospechar absolutamente nada del secreto que esta guardaba— ¿usted fue quien encontró a mi Lily?

—Sí, fui yo —dijo la mayor conteniendo un suspiro de tranquilidad al haber logrado pasar desapercibida, suspiro mezclado además con un gemido de tristeza al ver a su hermano menor, a la luz de sus ojos, tan triste por el estado de salud de la adolescente—. Siento mucho lo que le sucedió a su pareja.

—No más que yo, créame —musitó el castaño, conteniendo una lagrima—. Cuando me llamaron, me dijeron que con ella estaba una mujer que había fallecido y un hombre gravemente herido, supongo que el hombre es Joshua —dijo, ante lo cual Jill asintió brevemente— pero, ¿quién era la mujer?

—Era Laura Smith, la madre de su novia.

Ante esa afirmación, Peter desvió la mirada hacia donde estaba su novia, si ella había tenido que ver a su madre morir, no podía tan siquiera imaginar la tristeza que embargaba el corazón de la joven.

—Sé que no es momento para hacer este tipo de preguntas —articuló Jill, sacando de sus pensamientos al castaño— pero, ¿usted sabe por qué motivo la chica se reunió con su padrastro en ese hotel?

—Ella no se reuniría con él —dijo Peter con amargura— su reunión era con un amigo on line de ella, Brandon Collins. Supongo que Joshua se hizo pasar por Brandon para lastimarla.

—Entiendo —musitó la oficial—. Supongo que deseas estar a solas con ella, así que, con permiso —se despidió.

—Espere —la detuvo Peter—. Gracias por devolverme al amor de mi vida —dijo Peter, envolviendo a la oficial en un fuerte abrazo—. No sabe lo importante que es para mí que, al menos ella, haya logrado lo que mi hermana no pudo, huir de las garras de ese monstruo.