Capítulo XXIV

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CAPÍTULO RE-SUBIDO

Lily se despertó porque tenía frío,  miró a su costado y se encontró con el rostro de su novio, se veía tierno y sereno, sus labios entreabiertos y un intento de sonrisa reflejado, era hermoso, de eso no había duda.

Se movió un poco y sintió un pequeño tirón de dolor que jamás había sentido, entonces recordó lo que había pasado hacia unas horas y no pudo evitar sonreír, pero, enseguida recordó la circunstancia en la que estaba, desnuda y con un chico desnudo a su lado, la puerta de la habitación cerrada con llave y el auto del chico estacionado frente a su casa, su mamá no necesitaría más pruebas para saber que había hecho el amor con su novio, y eso era algo que su mamá le tenía totalmente prohibido.

Entró en pánico, eran las siete de la noche, su madre no tardaría en llegar y no podía encontrarse con esa escena. Comenzó entonces a sacudir a su chico para despertarlo, pero nada, su sueño era muy pesado.

Le dio una palmada pequeña en la mejilla y no, nada le despertaba. La muchacha se puso de pie como pudo e ignorando su dolor comenzó a vestirse. Peter se dio vuelta y, al sentir la ausencia de su novia, se despertó enseguida.

—¿Lily? —preguntó.

—¡Gracias a Dios que despertaste! —Exclamó la chica con alivio y nerviosismo a la vez— Tienes que irte Peter.

La adolescente comenzó a tirar las ropas del chico a la cama, mientras que él le miraba lleno de confusión.

—¿Por qué estás tan alterada bebé? —Preguntó.

—Porque mamá debe estar por llegar y se supone que ella me prohibió que algo como... como esto —señaló el espacio vacío entre ellos— sucediera.

La muchacha comenzó a sollozar, estaba nerviosa porque el botón de su pantalón se había atorado y no podía colocárselo.

Peter se levantó, se colocó el bóxer, caminó hacia ella y, con sus ágiles dedos abrochó los pantalones de su chica.

—Ves cariño, era fácil.

Le dio un beso corto en los labios que ella al principio rechazó pero que luego terminó aceptando, acoplándose al ritmo que el imponía.

—¿Por qué estás tan nerviosa bebé? Sólo... no lo entiendo... por la charla que tuvimos, nuestras madres sabían que, tarde o temprano, esto iba a suceder.

—Tú no conoces a mi mamá cuando se enoja Peter —Dijo la muchacha poniendo los ojos en blanco—. Y sé que esto no le va a gustar, para nada.

—Lily... tú mamá te ha golpeado, ¿verdad? —Preguntó el muchacho acariciando las mejillas de su novia— por eso es que estás tan asustada, ¿no es así?

La chica no respondió, su mente se perdió en el recuerdo del primer y único episodio en el cuál su madre le había maltratado.

Corría el mes de abril del año 2002, ella tenía cinco años de edad, su padre, quien había fallecido dos años antes, les había dejado a ella y a Laura un montón de deudas médicas que su madre, con el trabajo de cuidadora de una pareja de ancianos que tenía para ese entonces, apenas podía pagar.

Un día, unos hombres, los agentes hipotecarios del banco, llegaron a su casa y las desalojaron, la mujer se había retrasado en el pago de las cuotas durante todo el año. Ambas, madre e hija, tuvieron que abandonar su casa con las pocas pertenencias que tenían y mudarse a una pequeña casa rodante que la municipalidad les proporcionaba a las familias de bajos recursos pero que no reúnen las condiciones para estar en un albergue para desamparados.

Al vivir allí la situación era estresante, Laura se la pasaba gritando a Lily todo el día y ésta lo único que hacía era llorar y llorar y eso ponía más nerviosismo a la vida de la frágil mujer de ojos verdes que no tenía manera de lidiar contra ello.

Vida en Línea (En edición) ©Where stories live. Discover now