Capítulo XVIII

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CAPÍTULO RE-SUBIDO

Narra Lily

Dormir cobijada por los brazos de Peter me hacía sentir fuera de este mundo, ¿quién podía decirme hace unos días que nuestros cuerpos encajaban tan perfectamente? ¿Quién podía tan siquiera imaginarlo?

A medida que los minutos transcurrían mi cuerpo y mi mente iban entrando en sintonía, ¿de verdad estaba siendo abrazada por un muchacho y mi cuerpo no lo rechazaba? Eso era, por decir lo menos, atípico, pues, luego de lo sucedido con Joshua, cualquier roce de mi piel con otras personas, incluso mi propia madre, hacían que mi cuerpo se pusiera en estado de alerta, y, en cambio con Peter la sola idea de alejarme un poco de su lado, hacía que me quebrara en mil pedazos.

Desperté a eso de las cinco de la mañana y maldije por lo bajo a mi reloj biológico, en otras ocasiones me hubiese alegrado, ya que me hubiese dado tiempo de prepararme adecuadamente para ir a la escuela, pero hoy, cuando el chico que poco a poco ha ido llenando mi corazón está durmiendo a mi lado, sujetándome con fuerza y besando cada tanto mi coronilla, me hace enfurecer.

Me levanté lentamente, tratando de no despertarlo y, cuando estoy de pie al lado de su cama, sonreí al verle, sus labios, llenos y sedosos están formando pequeñas letras o mientras roncaba, me acerqué de forma sigilosa y besé sus parpados cerrados.

—¿Lily? —Balbuceó, más dormido que despierto— ¿qué haces despierta?

—Es lunes —respondí— hay que ir a la escuela.

—Quédate —dijo mientras abría los ojos, dejándome ver sus pupilas marrones con destellos amarillos— vamos a darnos de baja por hoy — dijo haciendo pucheros.

—Nop —dije mordiendo mi lengua para evitar reírme de su gesto infantil— tú sigue durmiendo un rato, le diré a tú mamá que te despierte cuando sea tu hora de despertar.

Camine con cuidado hacia la salida de la habitación.

—Lily —susurro cuando mis dedos estaban tocando la perilla de la puerta.

—¿Sí?

—Buenos días —dijo, dedicándome la más dulce de las sonrisas.

—Buenos días Peter —dije— nos vemos en un rato.

Guiñe el ojo y salí de la habitación con una sincera sonrisa de felicidad abarcando mi rostro... ese había sido, por mucho, el mejor despertar que he tenido en un largo tiempo, y que el infierno me llevara pero... anhelaba repetirlo muchas veces.

—Buenos días señora Sonia —salude educadamente al entrar a la cocina.

—Buenos días Lily —respondió con una sonrisa, había quedado atrás la fase de enojo hacia mí— y dime Sonia, tampoco es que sea tan mayor.

Sonreí y me quedé mirándola, lo que ella me acababa de decir recién era verdad, de hecho, que fuera la mamá de Peter era apenas creíble pero, que a su edad fuera también la mamá de Gillian... era casi imposible.

—¿En qué piensas Lily? —Me preguntó— te quedaste callada.

—Uhm... es sólo que... estaba pensando en Gillian.

—¿Ah sí? ¿Cómo sabes de ella?

—Pues, verá... —me miré las manos— Peter y yo fuimos al cementerio un día y pues...

—Entiendo —dijo ella— ¿y en qué pensabas?

—Es qué... usted es tan joven y ella... si ella viviera, tendría unos 28 años o algo así.

Vida en Línea (En edición) ©Where stories live. Discover now