Capítulo XIX

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CAPÍTULO RE-SUBIDO

—Lily, cariño quédate aquí por favor, tienes que ser fuerte.

El teniente Greg Wallace tenía una costumbre que no había logrado superar: cada que podía, salía de la estación de policía rumbo al descampado donde le habían dicho que encontraron a su hija muerta, él nunca le pudo dar un cierre y sabía que Sonia tampoco, ni siquiera por ser sus padres le permitieron verla, la velaron con la urna cerrada, había quedado completamente desfigurada luego del ataque y los médicos forenses decidieron que eso era lo mejor.

Estaba caminando con la mente en blanco, sólo pensando en su Gillian cuando vio a unos hombres encapuchados corriendo a unos cien metros, les dio la voz de alto y, al ver que no la acataron decidió seguirlos pero se detuvo de golpe al ver el cuerpo de una chica tirado sobre un montón de tierra. Decidió llamar para pedir refuerzos, que estos se ocuparan de los fugitivos, algo le decía que debía ocuparse de la muchacha, nada lo preparó para la escena que tuvo que ver: una Lily con el rostro irreconocible por los golpes, inconsciente y apenas  respirando le golpeó de frente y le hizo preguntarse, ¿qué tipo de bestia pudo hacer eso? Y lo que era más importante, ¿qué maldición tenía su familia para que toda muchacha joven que se acercara a ellos tuviera que pasar por lo mismo?

Llamó a una ambulancia, en cuanto llegó, intentó comunicarse con su hijo, él necesitaba saber lo que le había ocurrido a su novia.

Sacó el teléfono celular de su bolsillo y tecleo con nerviosismo esos números... ¿cómo reaccionaría su hijo ante esa noticia? Le aterraba que tuviese un ataque de pánico como el que tuvo cuando supo lo de Gillian.

—Hola papá, ¿qué ocurre?

—Hijo... ¿dónde estás?

—En la escuela papá, ¿dónde más?

Pudo notar que su hijo estaba enojado, ¿qué le había ocurrido?

—Hijo, se trata de Lily...

—No me interesa papá —respondió el castaño, el hombre podía sentir el rencor en la voz de su hijo— si vive o muere no es asunto mío —dijo y colgó.

¿Qué demonios? —Dijo el teniente en su fuero interno— ¿su hijo era bipolar o qué? La noche anterior le había rogado que lo dejara dormir con Lily y, ahora, al escuchar su nombre, reaccionaba cómo si le hablaran de un enemigo.

El hombre estaba nervioso, no sabía qué hacer, le desagradaba perder el control como estaba ocurriendo en ese momento, pero no podía evitarlo, ver a esa chica en ese estado tan deplorable le rompía el corazón.

—Hola Sonia —al ver que su hijo no quiso dejarlo hablar, tenía que contarle a su esposa, ella era la única que sabía el número de teléfono de la madre de Lily— cariño, ¿puedes llamar a la madre de Lily?

—Claro amor, ¿qué sucede?

—Cariño... es algo serio y no sé si deba contarte.

—¿Qué pasa Greg?

—Sonia —suspiró— alguien atacó a Lily.

La mujer se tambaleo, ¿Lily? ¿Atacada?

—Cariño, debo colgar, sólo llama a la madre de la muchacha y avísale que su hija está internada en el hospital central.

Sonia ubicó el número de teléfono de Laura, esta no le respondió así que decidió dejarle un mensaje en el buzón de voz para luego irse a donde la chica estaba internada, tenía que estar allí, por la chica y por su hijo.

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—¿Cómo está? ¿Peter sabe que ella está aquí?

Sonia interrogo a su esposo en cuanto llegó al hospital.

Vida en Línea (En edición) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora