El Sonido De La Lluvia/ Soredemo Sekai Wa Utsukushii

CAPÍTULO 1 (editado)

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CAPITULO 1
EL SONIDO DE LA LLUVIA

El sonido de su respiración agotada, el galope del caballo y el viento azotando contra las ramas era lo único que podía escuchar esa noche, la luna no estaba haciendo su trabajo, no había forma de ver el camino adecuadamente, apretó las riendas entre sus manos y las azoto con más fuerza apurando el trote, el hermoso semental blanco relincho con fuerza mientras esquivaba el terreno fangoso, ayudando a su dueño a sortear aquellos caminos oscuros.

Él ya ni siquiera podía llorar, ahora solo el pensamiento desquiciante de llegar a su destino le carcomía la mente, mientras los lapsus de lo que había pasado hacia apenas unas horas venían a torturarlo con recuerdos. Aun podía sentir la piel fría de Nike, su respiración entrecortada, y el brillo temeroso en sus ojos verdes. Le parecía inconcebible que todo eso estuviera ocurriendo ¿Por qué a ella?

Si no llegaba a tiempo... Los asesinaría a todos...

El caballo se detuvo de pronto, un brusco movimiento y supo cual era el motivo, miro el pedregoso camino rodeado por árboles secos y hojas muertas, una entrada tenebrosa sin duda, no lo pensó dos veces, agito las riendas nuevamente y aunque el caballo inquieto se resistió un poco comenzó a galopar al sentir la insistencia de su dueño. El viento soplo aun con más fuerza, y el silbido que corría entre los arboles amedrento al caballo pero no así al jinete, no tenía tiempo que perder, tenía que encontrar el antídoto, tenía que verla despertar nuevamente.

La culpa lo invadió, pero el ya conocía ese sentimiento, lo sintió por primera vez con su madre, y lo volvió a sentir cuando la conoció, la había condenado cuando decidió que la quería a su lado por siempre... Era el castigo por tener las manos manchadas de sangre.

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FLASH BACK

Miro a su pálida princesa recostada en la cama, hacia solo unos minutos que la había visto mirarlo, sus enormes y brillantes ojos verdes parecían angustiados y temerosos, ella que siempre había sido osada y valiente parecía una avecilla herida, ahora dormida y respirando como si le costara. Se arrodillo al lado de su cama y tomo su mano con suma delicadeza para soltar un alarido de pánico cuando sintió la extremadamente fría piel, ella sudaba y tenia espasmos de rato en rato, pero la temperatura de su piel era casi insana.

-Su majestad... me temo que no poseo un antídoto para el veneno...

-¿¡Como que no hay antídoto!? -Livi miro al sanador como si este le hubiera blasfemado de la peor manera.

El hombre de ya edad avanzada retrocedió varios pasos y se arrodillo frente al aún pequeño rey. A pesar de su corta edad el rey del sol era alguien de temer, su instinto asesino había logrado acabar con varios reinos por menos de lo que estaba ocurriendo ahí.

-Lo lamento su majestad, las hierbas que se requieren para crear ese antídoto no se encuentran en el reino, son prácticamente imposibles de encontrar. -Se excuso el hombre mientras bajaba la mirada no pudiendo aguantar el peso que significaba tener la completa atención del rey.

-¡Debe existir alguno! ¡No me importa donde debas conseguirlo o a quien tengas que matar para arrebatárselo! Pero me traerás ese antídoto o si no... -El hombre aun arrodillado escucho los pasos del rey resonando en el piso mientras se acercaba hacia él, no le paso desapercibido el chirrido que hizo el acero al ser arrastrado, y supo que su vida estaba en peligro. -Por favor... mi señor... su majestad, le pido que me perdone la vida. -Rogo aun sin levantar el rostro, pero logrando enfocar la espada ensangrentada que se detuvo frente a él.