Literal

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Lance recorrió con la mirada el cuerpo curvado de Keith, quien observaba por la ventana de la cocina mientras removía su café con leche como un autómata. Su pelo se arremolinaba en su nuca y en la parte alta de su cabeza, demasiado largo para su gusto. Llevaba una camiseta roja con una aterradora araña en el pecho y unos pantalones ajustados negros, además de unas botas sucias con detalles rojos. Era como mirar a un niño que quería aspirar a Venom pero que ni le llegaba a la suela de los zapatos a Ross Webster. Lance emitió una breve risa ante su propia ocurrencia, le encantaban los cómics y películas de superhéroes. 

- ¿El jardín también es vuestro?- Preguntó Keith de la nada.

- Sí, claro.- Rió Lance.- ¿De quién iba a ser si no?

- Mpf, idiota.- Murmuró Keith en respuesta.- De la comunidad de vecinos, por ejemplo.

- ¡Ja!- Se burló Lance, a lo que Keith se le acercó, agarrándole por el cuello de la camiseta, en gesto amenazante.

- ¿Te ríes de mí, imbécil?- Le dijo con mirada amenazante.

-¡Tío!- Exclamó Lance arrastrando su silla hacia atrás y deshaciendo el agarre de un manotazo.- ¿Cuál es tu maldito problema?

- Tú eres mi problema.- Respondió al inmediato, levantándose de la silla.

Lance resopló y salió a paso rápido de la cocina, sin recoger la mesa. No quería un enfrentamiento, ahora no estaba Shiro e igualmente le había prometido "acoger a Keith y hacer que se sintiera bienvenido". Se dejó caer ante el sofá y miró la televisión con aburrimiento. Quizás podía echar una partida al Fallout o algo. 

Keith por su parte, volvió a su habitación y empezó a guardar su ropa en el armario, junto alguna posesión más en la cajonera del escritorio. Se dejó caer en la cama y cerró los ojos, en busca de paz. Empezó a escuchar los pájaros y sonrió, en su piso lo único que se oía era el barullo de la calle y del bar de abajo, combinado con los ruidos de los vecinos de arriba, quienes tenían demasiados hijos pequeños. Pronto la calma se vio interrumpida por el sonido de tiros lejanos. Keith agudizó el oído y notó una melodía proveniente de abajo, como de banda sonora de misterio. Se levantó, lleno de curiosidad, y bajó sin hacer ruido hasta el comedor, en el que se encontró a Lance despanzurrado en el sofá y jugando a un videojuego, en el que estaba liándose a tiros con una cucaracha gigante.

Lance pegó un respingo al verlo, ya que con el volumen tan alto y el silencio del otro, no se había dado cuenta de que Keith estaba allí de pie. Puso la pausa un instante y cogió aire, esforzándose por ser simpático con aquel sujeto que en menos de una hora le había agredido y amenazado. "El primer día es difícil para todos" se repitió.

- ¿Juegas?- Le preguntó ofreciéndole su mando. Keith miró hacia atrás, como para asegurarse de que se lo preguntaba realmente a él, y después se encogió de hombros.- Lo tomaré con un sí.- Dijo Lance, sentándose con el culo más pegado al respaldo pero con la espalda inclinada hacia adelante.

Keith se sentó a su lado y tomó el suave control entre sus manos. Paseó sus blancos dedos por la superficie, antes de tragarse su orgullo para preguntar cómo se jugaba. Lance le explicó como pudo todo y luego le dejó jugar a su aire, aunque sólo los primeros minutos... Luego en seguida le empezó a dar instrucciones, consejos y mandarle por dónde ir o con quién hablar.

- ¡Pero hombre! ¿Qué tienes en la cabeza?- Clamó tras una decisión de Keith que no le pareció la más óptima. Keith se llevó la mano al pelo y lo palmeó.

- ¿Qué tengo?

Lance se quedó estático por unos segundos, con la boca entreabierta. Keith lo miraba con el ceño fruncido, hasta que Lance estalló en risas.

Inefable IdiotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora