El principio del todo

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- No encuentro el móvil.- Susurró Keith palpándose los bolsillos del pantalón.

- ¿Por qué susurras?- Preguntó Lance en tono normal.- No es como si Isamu fuera a levantarse.

- Claro que no, ese niño duerme como un lirón.- Afirmó Allura asintiendo enérgicamente con la cabeza. Parecía un tanto achispada por el alcohol.- Mira, ahora mismo me puedo poner a cantar...- Allura cogió una gran bocanada de aire pero su boca fue tapada por las grandes manos de Shiro antes de que pudiera emitir ningún sonido.

- ¡Allura!- Le regañó, también susurrando su marido. Ésta se echó a reír.

- No conocía esa faceta suya...- Bromeó Lance.- ¿Así que es una fiestera?

- Bueno, un poco...- Admitió Shiro, quien si ya se había ido de casa antes cansado, ahora estaba para el arrastre.

- Estás viejo.- Le echó en cara ella entre risas y voz ebria.

- Que no encuentro el móvil.- Repitió Keith con cara de desesperación.- ¿Podrías ayudarme a buscarlo?

- Anda, llámate.- Le dijo Lance con aires de superioridad. Por una vez, era Keith el que perdía algo. El pelinegro buscó su nombre en la lista de contactos sin éxito, probando con su nombre y su apellido.

- ¿Con qué apodo me tienes?- Preguntó extrañado, perdiendo la paciencia.

- Ah.- Simplemente atinó a decir Lance, poniéndose blanco.- D-devuélveme el móvil...- Tartamudeó nervioso.

- ¿Con qué apodo me tienes?- Volvió a preguntar Keith, esta vez con un tono mucho más amenazante.

- Como "Keith"...- Mintió el otro descaradamente.

- Uyyy...- Chilló Allura, pensando que hablaba en un tono mucho más bajo de lo que realmente hacía.- ¡Hoy duermes en el sofá, Lance! ¡Estás en problemas con tu chico! Jajaja.

Shiro se cubrió los labios, en parte avergonzado por la actitud de su esposa, pero también para esconder la sonrisa que se le estaba formando ante la escena.

- Calla, Allura... No le des ideas, que justo me había ganado un lugar en su cama.- Contestó Lance mientras forcejeaba con Keith para que no le quitara su teléfono.

- Hay cosas que un padre no debe saber... O que no hace falta que sepa...- Recordó Shiro quitándose los zapatos.

Poco después, Keith consiguió arrancarle el móvil de las manos de Lance, haciendo evidencia de su fuerza superior.

- Eres un bruto...- Protestó Lance.- Me has hecho daño en la muñeca...

- Y tú me has arañado...- Se justificó volviendo a revisar la lista de contactos.- ¿¡Mullet head!?- Gritó en cuanto encontró ese apodo entre las últimas llamadas realizadas.

- Abre tu mente...- Intentó tranquilizarle Lance, con una de esas sonrisas que en otras circunstancias hubieran derretido a Keith.

- Yo sí que te voy a abrir la mente... con tu propio teléfono.- Contestó entre dientes el pelinegro.

Lance suspiró y se dedicó a mirarle con carita de cachorro inocente mientras Keith se llamaba por teléfono. Al final, tuvo que apartar la mirada, porque la táctica de Lance estaba surgiendo efecto, y no sólo se le estaba pasando el enfado, estaba empezando a sonrojarse y a desarrollar unas nuevas ganas de liarse a besos con él.

- Creo que está en mi culo. ¡Jajaja!- Rió Allura levantándose del sofá.- Me senté sobre él.

- Por favor...- Resopló Shiro, dejando caer los hombros hacia adelante. Menuda imagen de seriedad le estaba dando a sus pupilos... Años de construcción de una faceta como adulto responsable y serio, echados a perder por la mujer de su vida. Y ni siquiera podía enfadarse con ella porque se la veía tan tierna e inocente, tan feliz, tan ella misma...

Inefable IdiotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora